Es un dato poco conocido que Roma es la capital de tres estados. Junto con Italia y el Vaticano, tiene en ella su sede la Orden de Malta, una orden religiosa que tiene carácter soberano, espiritualidad agustiniana, carisma hospitalario y tradición militar. Los cuatro elementos se conjugan para llevar a cabo su misión social y sanitaria en todo el mundo, atendiendo a enfermos, mayores, discapacitados y marginados a través de hospitales, dispensarios, residencias y comedores. Sus unidades de emergencia son de las primeras en atender a la población en las catástrofes naturales o conflictos armados.

Forman parte de esta orden soberana, cuya fiesta nacional es el 24 de junio, con motivo de San Juan, religiosos y religiosas, adscribiéndose también a ella cardenales, obispos, sacerdotes y laicos, hasta 13.500 miembros, estando históricamente íntimamente ligada a la nobleza. Disponen de pasaporte diplomático, para cumplir su misión, la red de embajadores que tiene en todo el mundo, ante países y organismos. Zamora puede presumir de ser una de las tres ciudades en el mundo donde la Orden tiene una de sus comunidades religiosas, junto con Salinas de Añana (Vitoria) y La Valeta (Malta). Son las 3 últimas de los 22 monasterios con que llegó contar la Orden. Así lo atestigua en archivo general de la Orden, situado en el Palacio Magistral, en la vía Condotti de Roma.

El origen de la Orden de San Juan -conocida popularmente por su histórica soberanía de la isla de Malta- hay que buscarlo en 1084, en la época de las cruzadas, cuando un grupo de mercaderes de Amalfi fundó en Jerusalén un hospital para peregrinos junto a la Basílica del Santo Sepulcro. Su presencia en Zamora se remonta a 1113, con la creación de una Encomienda con sede en Valdeguareña. Hacia 1348 la sede pasó a estar en Zamora, donde en 1534 la rama femenina de la Orden sucedió a la masculina. Así lo autorizó el cardenal Antonio Pucci al Gran Prior de Castilla y León, Diego de Toledo, como superior provincial. En total, la orden llegó a tener en propiedad casi 25 municipios en toda la provincia, así como el patronato de unas 30 iglesias, como han documentado en buena medida José Ojeda Nieto y Olga Pérez Monzón.

Las Comendadoras de San Juan, popularmente conocidas como juanas, habían tenido su primera comunidad en la casa parroquial de San Gil, en la actual plaza del Maestro Haedo, que dejaron para edificar un convento en San Martín de los Caballeros, del que sólo queda la iglesia de Santa María Magdalena. Con el cambio de titularidad de la Encomienda, en aquel 1534, edificaron el Real Monasterio de San Juan de Jerusalén en Santa María de la Horta, con dos claustros, dos coros, un hospital y una huerta. Allí estuvo el archivo provincial de la Orden. Llegó a atesorar numerosas obras de arte y la celebración del Corpus Christi congregaba a toda la ciudad, lo que generó numerosas vocaciones. El complejo era de tal importancia que, aunque no fuera el más grande, fue denominado "la perla de los conventos zamoranos", según Juan Manuel Palacios Sánchez.

Allí estuvieron hasta 1837, cuando la desamortización les obligó a abandonarlo, refugiándose en el del Corpus Christi, de las Clarisas descalzas. El hospital fue derruido (una parte la ocupa actualmente un hotel) y la iglesia pasó a la diócesis. En tiempos del obispo Bernardo Conde erigieron un nuevo monasterio, gracias al tesón de las tres sanjuanistas supervivientes, donde se instalaron en 1876. Ampliado hasta en tres ocasiones, con un puente que unía varios pabellones, estaba situado en la plaza de Antonio del Águila, frente a la Catedral. Allí celebraron en 1913 el 800 aniversario de la orden en Zamora. En 1947 integró las tres religiosas procedentes del Real Monasterio de San Juan Bautista, en Tordesillas, fundado en 1450.

Diversos factores hicieron que en 1975 inauguraran un nuevo monasterio en el Camino Viejo de Toro, en unos terrenos donados por un benefactor. En 2005, ante la escasez de vocaciones, compartieron el edificio cenobial con las Carmelitas Descalzas. Desde 2008 el Real Monasterio tiene su sede dos estancias del Hogar "Reina de la Paz" de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, donde la comunidad sanjuanista está reducida a una religiosa, la M. Rosario Fernández, de Figueruela de Abajo, que es la última priora.

Durante más de ochocientos años, las hermanas jerosolimitanas se dedicaron a rezar por los miembros de la orden y, hasta el siglo XIX, estuvieron bajo la jurisdicción del gran maestre, superior religioso y soberano nacional de la orden. Y en 1950, con la Constitución Sponsa Christi, Pío XII instituyó le federación de monasterios de la orden, instituyendo la figura de la madre federal. Aportaron a la Iglesia modelos de santidad como santa Ubaldesca Taccini (1136-1206), santa Toscana Canoculi (1280-1343) o santa Flora di Beaulieu (c. 1300-1347); Patrocinio Chillida Manes y Visitación Solé Ivern, mártires durante la Guerra Civil, se encuentran en proceso de beatificación.

Del pasado de la Orden de Malta en Zamora queda rastro en el callejero, como la calle de San Juan de las Monjas (Zamora) o Monjas de San Juan (Toro); en la toponimia, como el apelativo "de la Encomienda" en diversos pueblos de La Carballeda; en la heráldica, como la presencia de la cruz de San Juan en varios municipios de La Guareña; y en las diversas iglesias y cofradías dedicadas a san Juan, como la de Puerta Nueva (Zamora) o del Mercado (Benavente). En Aliste son típicas, desde tiempo inmemorial, las cruces y los botones de Malta en filigrana de oro, popularmente conocidas como "enaspas".

Su archivo se encuentra diseminado en diversos fondos, uno importante de ellos en el Archivo Histórico Nacional. Lo mismo sucede con sus obras de arte. En el Museo Diocesano de Zamora se encuentran la imagen "Niño Jesús Soberano", vestido como un infante de la Casa de Austria, del siglo XVI; el lienzo "Martirio de San Juan Bautista", de 1633; o la monumental arqueta de plata, con forma de cordero, que se usa en la Semana Santa zamorana. Y en el Museo Nacional de Escultura, en Madrid, están los retablos Bautismo de Cristo y La degollación de san Juan Bautista, ambos de 1621.

Las habitaciones son en la actualidad la sede de la Encomienda que tantas propiedades tuvo en Zamora y la juana es la última comendadora de entre las centenares de jóvenes zamoranas que profesaron la espiritualidad sanjuanista. Aún así, con el mismo empeño de apoyar espiritualmente la labor de la orden en todo el mundo.