Una "fuerte discusión", sin determinar la causa, entre la víctima del crimen de Santa Cristina de la Polvorosa, un pastor de origen búlgaro, y su esposa desencadenó el "asesinato" en el que se imputa solo al patrón del ciudadano extranjero, para quien la Fiscalía exige a la Audiencia Provincial, que convocará jurado, una condena de "15 años de prisión". La acusación pública estima probado que el industrial golpeó en la cabeza con un hierro al pastor, le dejó inconsciente, le ató de pies y manos y le arrojó a un pozo, del que cuatro meses después le sacó para deshacerse del cadáver quemándolo con gasolina.

La fiscal, que aplica al procesado, de iniciales J.C.B.R., la circunstancia atenuante de confesión - por lo que deja en 15 años la pena de prisión, que pude llegar a 20-, sitúa el crimen en la madrugada del 17 de marzo de 2014, cuando el industrial acudió en su furgoneta Renault Cangoo a una parcela del paraje "La finca de las naves del Colorado", donde el matrimonio mantenía la disputa. El propio imputado relató que había cogido del suelo "un hierro de grandes dimensiones" con el que "golpeó fuertemente" al pastor, de iniciales A.A.O., "a la altura de la cabeza", lo que provocó que la víctima, "perdiendo el conocimiento", cayera al suelo.

La reacción del procesado fue hacerse con una cuerda para atar de pies y manos al pastor, "con el fin de evitar su posible defensa", prosigue la Fiscalía en su escrito de calificación de los hechos. Acto seguido, colocaría "piedras entre las cuerdas" para trasladar el cadáver en la furgoneta a "un pozo que había" en la finca en la que se hallaban, donde "tiró el cuerpo con la intención de que se sumergiera y así ocultar el cadáver". La fiscal subraya que el pastor estaba inconsciente y que el ganadero "lanzó" su cuerpo al pozo "con el fin de asegurarse su muerte".

El acusado, en prisión preventiva desde el 17 de julio de 2014, tras testificar ante la titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Benavente, actuó en todo momento en presencia de la esposa de la víctima del crimen, también de nacionalidad búlgara y cuyas iniciales son S.K., quien terminaría teniendo una relación sentimental con el procesado, a decir de la fiscal. Incluso llega a comunicar a su hijo que el padre ha dasaparecido y presenta una denuncia, al parecer, para impedir que pudiera sospecharse lo ocurrido.

El crimen se descubre porque el cadáver del pastor comenzó a subir a la superficie, tras permanecer en el acuífero casi cuatro meses, y el ganadero urde otro plan para deshacerse del mismo. Así lo detalla la fiscal en su escrito de acusación, al indicar que el 14 de julio de 2014 decide extraer el cuerpo de A.A.O. y quemarlo con gasolina tras cubrirlo de paja, objetivo que no pudo cumplir porque "las grandes llamaradas" alertaron a los vecinos. La reacción, según la fiscal, fue llamar a la Guardia Civil, que en la explotación ganadera de la que salía el humo halló el cadáver ardiendo. La detención del jefe del pastor fue casi inmediata.

En cuanto a la imputada por encubrimiento del suceso, la juez le retiró el pasaporte, tras dejarla en libertad con cargos y con la obligación de comparecer diariamente en el Juzgado. El único hijo varón del matrimonio búlgaro denunció la desaparición de su padre y ha sido el único que se ha personado en la causa abierta contra su madre y el patrón de su padre. La fiscal pide una indemnización para cada hijo del finado de 100.000 euros. La acusación particular, ejercida por el vástago del matrimonio búlgaro, eleva esa cantidad a los 120.000 euros y exige que lo paguen los dos procesados conujunta y solidariamente.