José Manuel Otero Novas, invitado de Carmen Ferreras en el CLUB LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA presentó ayer su libro "Lo que yo viví. Memorias políticas y reflexiones", en el que valora su etapa como parlamentario por Zamora (1993-96).

-¿Cómo recuerda su etapa política en Zamora?

-Con un extraordinario cariño. Me encontré con una gente de una sinceridad casi brutal, y me dijeron en el comité ejecutivo que estaban completamente en desacuerdo con que fuera el candidato por la provincia. El pediatra Edelio Gago se cuadró y me dijo que estaban en contra; fue respetuoso pero muy duro. A mi me había pedido Fraga ir al Parlamento y no elegí Zamora. Les pedí disculpas pero les dije que a partir de ese momento, como que fuera de Zamora: pienso identificarme y luchar por la provincia. En la primera rueda de prensa lo primero que dije es que era un cunero.

-¿Convenció a Gago?

-Me dijo, bueno, lo veremos, como dando un margen de confianza. Y a partir de ahí, los que teóricamente me habían "puesto la proa", me ayudaron en la campaña de una manera fantástica. Y he sido amigo de ellos toda la vida. Esa gente que con toda sinceridad me había dicho que estaba de sobra, me habían hecho la vida agradabilísima.

-Ministro, hombre de Suárez y de repente aterriza en Zamora. ¿Decía de verdad lo de luchar por la provincia?

-Yo había trabajado mucho por Lugo, que tiene similitudes con Zamora, como provincia de población declinante. En Lugo luché porque hubiera cosas; no era ningún hada madrina, pero ayudé a conseguirlas. Tenía ilusión por el desarrollo económico y cultural de la provincia. E intenté hacer lo mismo en Zamora e implicarme.

-¿Qué diagnóstico hizo de la situación?

-Estará en las hemerotecas. Básicamente, que Zamora es una provincia agraria, con dificultades, y no vamos a hacerla Barcelona o Bilbao, no lo vamos a conseguir, pero sí podemos aspirar montar diez industrias que ayuden a nuestros hijos a vivir de algo más que el turismo. Que el que quiera salir, se vaya, pero que haya posibilidades de quedarse.

-¿Consiguió traer alguna empresa?

-Yo colaboré a que se estableciera Tablicia en Lugo, que llegó a ser una industria importante y conocía al consejero delegado. Sabía que tenían planes de expansión y pensaban en León o Valladolid y yo les dije, ¿y Zamora por qué no, si hay una riqueza forestal enorme y tiene buenas comunicaciones?. Les convencí de que vinieran a la provincia. No he vuelto a hablar con Dionisio García Carnero, que era concejal en Benavente, pero le pedí ayuda y se movió para montar en la zona esa industria. Celebraré que a pesar de la crisis de Tablicia, la industria pueda mantenerse con el nuevo comprador.

-Ese discurso desarrollista sigue sonando muy actual.

-No puedes transformar de repente Zamora, una provincia agrícola, en industrial, pero sí puedes crear algunas cosas al lado. Sobre todo industrias relacionadas con lo que tiene Zamora, como la riqueza forestal, claro está.

-Anécdotas. Define al entonces presidente del partido en Zamora como "bachiller Peñalosa"

-Espero que no le parezca mal.

-¿Qué relación tuvo con él?

-Buena. Cuento que me hacía alguna crítica menos franca, que si me llamaba "fray Otero", pero eran tonterías, chascarrillos de la campaña. Lo he puesto más como recuerdo simpático. No he vuelto a ver a Peñalosa, pero no tengo nada contra él.

-Con Juan José Lucas sí se trasluce en su libro, entre líneas, una relación más tensa, porque quería meterse más de la cuenta en su labor.

-No, con Juan José Lucas no tuve problemas. A lo mejor él sí conmigo, porque me dice un día que tengo que acompañarle en todos sus viajes por la provincia; yo no estaba de acuerdo. Me parecía bien venir de vez en cuando pero no consideraba que tuviera ese deber, acompañarle por sistema. Y un día que me lo pidió específicamente tenía que intervenir en el Parlamento: llamé a Aznar y le pregunté dónde debía ir. Y me dijo que al Congreso.

-Y le pasó factura.

-Parece que Aznar no convenció a Lucas porque cuando llegó la siguiente legislatura quería que el número 1 fuera por Zamora y yo no lo discutí, pero dije que no iba de número 2 donde había ido de número 1. El pueblo piensa que el político va en los puestos por solucionarse la vida, pero yo no estaba en política para eso.

-¿Cómo ve la Zamora actual?

-Ustedes igual están aburridos del románico, pero uno todavía se emociona viéndolo. Esto es una maravilla.