El estreno de las VI Jornadas sobre el poeta Claudio Rodríguez justificó desde la excelencia el título elegido -"Música y poesía"- con la brillante intervención del maestro y compositor Luis de Pablo y la versatilidad de Santiago Auserón, quien demostró en la Biblioteca Pública su faceta alejada de los escenarios, en el papel de estudioso y filósofo. Sus discursos fueron prologados por los responsables de la institución local, Rosa Valdeón, y regional, Alberto Castro, quienes agradecieron el esfuerzo de quienes mantienen vivo el espíritu del poeta zamorano fallecido en 1999 y personificaron los elogios al escritor en la figura de su viuda, Clara Miranda, en las primeras filas del auditorio.

La intención de las jornadas - impulsadas por el Seminario Permanente Claudio Rodríguez- estaba puesta en la relación del poeta y la música. "Hablamos de un poeta que no tuvo una cultura musical de primer nivel, pero su poesía es número, magia y sugerencia continua", definió el cantautor Luis Ramos, coordinador del acto. Además, la música "era el complemento que necesitábamos", una circunstancia que encontró anoche a dos aliados perfectos, dos enamorados de la música, De Pablo y Auserón.

Minutos antes de escucharlos, Alberto Castro aseguró que la obra de Claudio Rodríguez "sigue viva", en particular, en una actividad que, entre otros objetivos podría "enganchar a los más jóvenes" a la producción poética del autor zamorano.

La alcaldesa Rosa Valdeón, por su parte, elogió al poeta reconociendo que "es muy raro que no utilice un texto de Claudio para hablar de Zamora" porque "es difícil decirlo mejor". El escritor de la tierra es el "líder" que "nos une a todos" para Valdeón, quien añadió que los zamoranos "nos sentimos orgullosos de pertenecer a una tierra donde han nacido personas como Claudio".

Erudito y bromista, el maestro Luis de Pablo, autor de más de 200 obras clásicas, demostró en poco más de una hora sus enormes dotes de conversador. De Pablo inició el camino de su discurso tejiendo su vasto conocimiento de la realidad musical del país con deliciosas anécdotas que implicaban a los grandes maestros como Puccini o al literato Jorge Guillén, en cuyo noventa cumpleaños conoció a Claudio Rodríguez.

De Pablo describió el ambiente musical que se respiraba en Europa en los siglos pasados, un clima que contrastaba con el desierto cultural de la ciudadanía española. Una realidad "interrumpida" por iniciativas como las Misiones Pedagógicas, el proyecto que durante la II República recorrió las zonas más recónditas del país para luchar contra el "analfabetismo" iluminando a sus gentes, pero que se rompió con el estallido de la Guerra Civil.

"Claudio era lego en música", explicó Luis de Pablo, sin precisar el porqué, aunque "utilizaba la música con juegos fonéticos". El compositor, de 85 años, definió al poeta como "un maestro de la fonética", una cualidad que "ojalá estuviera presente en muchos músicos". Al tiempo, De Pablo apuntó que Claudio "tenía una intuición de primer orden en la rítmica". De todo se deduce que el poeta zamorano tuvo, según De Pablo, "un oído finísimo para captar el sonido de la lengua", cualidades de un maestro de la fonética y la música.