Hoy dan comienzo las VI Jornadas "Música y poesía" de homenaje al poeta zamorano Claudio Rodríguez, fallecido en 1999. Profesor americano, amigo y conocedor de su obra, Philip Silver participa en la actividad que se extiende hasta el sábado y que se inaugura esta tarde (Biblioteca Pública, 18.15 horas), junto a personajes como el cantante Santiago Auserón. Silver presenta mañana el libro que recoge la traducción de "Alianza y condena". A continuación, el catedrático americano habla su amistad con el literato zamorano y de cómo se gestó este largo proyecto que ahora ve la luz.

-¿Cómo surge el proyecto de traducir y publicar Alianza y condena, la obr0a más celebrada de Claudio Rodríguez?

-Empecé el proyecto con el propio Claudio un año o dos antes de que falleciera. Comenzamos a escoger poesía de toda su obra, pero como murió, dejé aparcado el proyecto. Después de muchos años, regresé. Había traducido toda la poesía de Claudio, pero nunca la llegué a publicar. Ahora es cuando he ofrecido a un editor publicar un libro de los cinco que hizo en vida: "Alianza y condena", el trabajo más equilibrado y perfecto del zamorano. Lo he publicado en Chicago con una editorial de poesía especialista en temas españoles y de otras lenguas. Y ha sido posible porque entre los críticos de más peso se le considera el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo XX.

-¿Cómo nace su interés por la obra de Claudio Rodríguez?

-En la Universidad de Princeton de New Jersey, donde me doctoré, tuve la suerte de estudiar con muchos españoles exiliados. El yerno de Pedro Salinas me dio un ejemplar de la primera edición de "Alianza y condena". Me gustó mucho el libro, tanto que me propuse conocer a Claudio. En Madrid tuve la oportunidad de saludar a Clara Miranda y gracias a ella, fui presentado al poeta, y nos hicimos muy buenos amigos. Aquello ocurrió después de 1976, cuando acababa de publicar "Vuelo de celebración".

-Y se hicieron amigos?

-Así es. Lo que empezó como un interés profesional se fue desarrollando y terminó en una gran amistad.

-Cuando tuvo entre sus manos "Alianza y condena", ¿cómo fue la experiencia de leerlo por primera vez?

-El último libro que publiqué en mis años de catedrático fue "Ruina y restitución", una teoría sobre el romanticismo español. Fue una especie de nuevo acercamiento a la poesía romántica española. En ese contexto, la obra de Claudio me parece un magnífico ejemplar de cómo -aunque España tuviera un movimiento romántico endeble en el siglo XIX- en el XX se dan varios poetas, los mejores, que han bebido de esta tradición europea una centuria más tarde por una especie de filtración. Una de las señales características es que el poeta habla de sí mismo como protagonista y uno o varios libros suyos tienen como hilo central su propia persona. No es biografía, sino una visión de la vida como un fenómeno que se extiende en el tiempo. En estos escritores, hay un interés también por la naturaleza real. Resulta que dos de ellos son Luis Cernuda -de la Generación del 27, en la primera mitad del siglo XX- y el otro fue Claudio Rodríguez, en la segunda mitad de la centuria.

-¿Qué le llamó la atención de la personalidad de Claudio Rodríguez?

-Claudio era bondadoso, con un enorme sentido del humor, como un hombre recatado, muy suyo, campechano. Fue una persona de patear las calles, popular entre la gente.

-¿A qué época se remonta la amistad que tuvo con el poeta?

-Claudio murió en 1999 y yo lo conocía desde finales de los setenta. Como yo estaba ligado a la enseñanza, venía a España casi todos los veranos, pero el invierno lo pasaba en mi universidad. Intercambiábamos cartas y nos veíamos durante el estío, cuando visitábamos el País Vasco. La mujer de Claudio, Clara Miranda, tenía tradición de ir a Zarauz, en Guipúzcoa. Nosotros veraneábamos en Hondarribia y nos juntábamos en aquel entorno. A Claudio le gustaba mucho la gente de allí, jugaba a la pelota?

-¿La suya es la primera traducción que se hace de "Alianza y condena"?

-No. Hay una traducción de toda la poesía de Claudio en edición bilingüe, hecha por Luis Ingelmo y Michael Smith, editada por Shearsman Books. Yo hice mi traducción después, pero no leí esta obra para que no me influyera.

-¿Qué cree que aportará su trabajo?

-Varias cosas. Como es una edición bilingüe y dado que consulté con especialistas en la poesía de Claudio como yo, este texto en inglés y español puede servir para la enseñanza. Incluso para los españoles que a veces tienen dificultades para entender los giros del poeta. Este trabajo puede servir para cursos avanzados de español o de inglés. Y además Claudio es un poeta clásico, cuya escritura es apta también para los principiantes. Es una edición manejable, muy bonita, distribuida por la Chicago University Press. En España se podrá encontrar online y en las librerías de Zamora.

-Le ha costado años y esfuerzo hacer esta edición. Supongo que será emocionante para usted presentarla en Zamora, ¿verdad?

-Zamora es un sitio muy especial para mí, donde están los amigos de Claudio. Cuando voy, nos vemos y brindamos con un tinto de Toro.