La ablación de tumores hepáticos y renales mediante microondas es una técnica guiada por imágenes, que se obtienen mediante ecografía y tomografía computarizada (TC) y busca la destrucción de las células cancerígenas a través de la aplicación de calor. Consiste en guiar una aguja conectada a un generador y alcanzar el centro de la lesión cancerígena, para aplicar una temperatura adecuada (entre 70 y 90º C) que elimine las zonas afectadas por el tumor. Su principal ventaja reside en que se puede utilizar como alternativa en aquellas personas, que por diferentes circunstancias, estén en una situación demasiado delicada para ser sometidas a un procedimiento quirúrgico. Se ha elegido la técnica con microondas porque mejoran la radiofrecuencia, concentrando mejor el calor que producen, permitiendo tratar tumores de mayor tamaño y presentando menos contraindicaciones en pacientes con marcapasos y prótesis, indicó la Junta en una nota de prensa. Se puede utilizar para tratar tumores primarios o metástasis que sean de difícil acceso o difíciles de extirpar con tratamientos convencionales. Además, al tratarse de un procedimiento poco invasivo, no requiere de una hospitalización prolongada y se reducen de una forma muy significativa las posibles complicaciones. Hasta ahora los pacientes se trasladaban a centros de referencia para operarse con esta técnica.