La primera jornada del juicio con jurado que celebra la Audiencia Provincial de Zamora arranca hoy con la elección de los nueve ciudadanos y tres suplentes que decidirán sobre la culpabilidad de los dos únicos imputados en el crimen de Ricobayo, a los que la Fiscalía exige 40 años de prisión por un delito de asesinato, la máxima pena, por la violenta muerte de un vecino de Las Llamas, relacionada con las drogas, según la investigación.

El cadáver apareció flotando, con un bolsa de plástico en la cabeza, en el embalse el 13 de septiembre de 2012, tras ser avistado por un pastor que alertó a las autoridades. La autopsia determinó que, tras recibir una brutal paliza con objetos romos, el hombre de 53 años y de iniciales J.H.M., murió por asfixia mientras le oprimían con una mano la garganta y le introducían arena en la boca. La víctima tenía la cara desfigurada por los golpes y cubierta con una bolsa de plástico, atada al cuello, al igual que los pies y las manos de la víctima, que fue arrojada a Ricobayo, pero el efecto boya que provocó la bolsa en lugar de permitir que se hundiera, tuvo el efecto contrario.

Los acusados, dos jóvenes, aún en prisión preventiva, el de menor edad de iniciales R.L.S. (nieto del patriarca de la familia gitana asentada en Las Llamas), y el más mayor, R.R.J. (vecino de La Alberca), no asistirán a esta primera sesión de la vista oral, ya que su declaración se ha previsto a primera hora de mañana, martes. Los otros dos acusados de un delito de encubrimiento, por facilitar cobijo en Sevilla a R.L.S. cuando huyó de la policía, a los que la Fiscalía exige tres años de prisión para cada uno, también testificarán mañana. De modo que, la Audiencia ha reservado la mañana de hoy exclusivamente para elegir de entre 36 ciudadanos a los nueve que formarán el jurado y escucharán a lo largo de esta semana a más de 30 testigos, entre guardias civiles, vecinos del barrio en el que vivía la víctima y uno de los procesados, peritos y forenses.

Tras la constitución del tribunal, la magistrada que presidirá el juicio, Esther González González, proclamará la apertura de la vista y oral, momento en el que los cinco abogados plantearán aquellas alegaciones que estimen oportunas para evitar el juicio o ampliar pruebas. Con total seguridad, la defensa del procesado más joven volverá a plantear la invalidez de las escuchas telefónicas que permitieron a la Guardia Civil identificar a los dos únicos detenidos como autores del homicidio del vecino de Las Llamas. Sobre estas cuestiones deberá también resolver el jurado popular.

Los abogados de los dos inculpados en el crimen solicitan la absolución, por entender que no existen pruebas que relacionen directamente a sus clientes con el asesinato. Mientras, la acusación particular, ejercida por los hermanos de la víctima, pide a la Audiencia que imponga a aquellos la máxima condena por asesinato que permite el Código Penal, 20 años de prisión a cada uno de ellos, idéntica pena que solicita la fiscal que acusa a R.L.S. y a R.R.J. de "actuar juntos y de común acuerdo" para propinar una paliza, estrangular y asfixiar, introduciendo tierra en la boca, al vecino de Las Llamas, conocido de ambos, para cuya familia el Ministerio Público exige a la Audiencia Provincial una indemnización de 200.000 euros.

La fiscal orientará los interrogatorios para poder apuntar la existencia de pruebas que incriminen a los dos jóvenes, que entre la noche del día 12 de septiembre y la madrugada del siguiente, justo antes de que ocurriera el homicidio habrían estado en una de las casas deshabitadas que usan los drogadictos que acuden a Las Llamas como "fumadero". El móvil de las drogas estaría sería la causa de una discusión entre estos dos y el finado, a quien acudirían a buscarle para exigirle estupefacientes que guardaba en su domicilio, a lo que la víctima se habría negado, lo que habría desencadenado la agresión, según fuentes próximas a la investigación.

La acusación pública estima que R.L.S. y R.R.J. (de 21 y 29 años), "juntos y de común acuerdo, pidieron el vehículo" a otro joven para abandonar el lugar con J.H.M., sentado en la parte trasera del turismo, para llevarle a "un paraje desconocido". Tras bajarle del coche, "le golpearon con un objeto duro y romo", "sin que este tuviera posibilidad de defensa", le causaron "traumatismo craneoencefálico" y "lesiones graves", según el relato de la fiscal. Al comprobar que su víctima estaba "inconsciente", los dos procesados "deciden meterle en el maletero" para desplazarse hasta el embalse de Ricobayo y "allí lo estrangulan", al tiempo que "le introducen tierra en la boca", lo que provoca, de forma simultánea, la "asfixia" del hombre, que aspira la tierra al inspirar.

El informe forense habla de "estrangulación con sofocación, ocluyendo las vías respiratorias" por la gran cantidad de tierra que le introdujeron en la boca, "apoyando las rodillas sobre el abdomen" de la víctima inmobilizada en el suelo. Después le arrojaron al embalse. El examen del cuerpo del finado indica que "le pisaron" y golpearon, según la autopsia practicada. El asesinato se consuma, según la versión de la Fiscalía, al pie del pantano.

Un pastor, que cuidaba su rebaño, avistó el cadáver de J.H.M. flotando en el embalse, entre los dos puentes de Manzanal del del Barco. La bolsa blanca de plástico que flotaba ocultaba la cabeza de la víctima, cuyo cuerpo sin vida había subido a la superficie por el efecto boya que hizo el envoltorio (del Sacyl), una vez que el objeto que le ataron a los pies se desprendiera, según todos los indicios. El cadáver tenía los pies atados con una rodillera y un alambre, que con probablemente sujetarían una piedra.