La Alhóndiga acoge hasta el próximo 15 de abril la exposición del joven artista Pau Masana Diego, que muestra su obra por primera vez en Zamora después de hacerlo en algunos locales de Madrid o Salamanca.

-¿Cómo comenzó a pintar?

-Hice Bellas Artes y escogí la especialidad de pintura, aunque en los últimos cursos de la carrera también me dediqué al diseño gráfico, que es en lo que trabajo actualmente. Con mi obra pretendo hacer hincapié en el estudio del color. Me ayudo de las distintas texturas que crean diferentes materiales con los que trabajo, spray, acrílico y demás. Hago estudios de color sobre cómo avanza la mancha según el secado o al aplicarle agua y otros productos químicos y disolventes como el aguarrás, todo enmarcado dentro de lo que sería expresionismo abstracto.

-¿Se siente más cómodo en el campo abstracto que en el figurativo?

-Aunque me gusta mucho el arte figurativo, ahora estoy trabajando la mancha. Me siento más cómodo en este campo y, a lo largo de estos años mi ojo ha ido tirando hacia el arte abstracto. Este tipo de trabajos me suscitan muchas sensaciones, al igual que los cuadros figurativos bien hechos. Entender la mancha y saber por qué el artista ha querido hacer eso, qué pretende expresar o qué siento yo al verlo es algo que me crea mucha curiosidad. Aunque aún soy joven y, seguramente, iré probando distintos campos. De hecho, no empecé haciendo este tipo de cuadros. Fue a partir de quinto de carrera, cuando ya te dejan total libertad, cuando decidí empezar a explorar esto.

-También hace diseño gráfico. ¿Es un campo muy diferente a la tradicional pintura?

-Depende de lo que te pidan o de lo que quieras mostrar. Al trabajar con otro tipo de herramientas también se tiene una nueva libertad. Hacer cartelería, montajes fotográficos o diseño de tipografías... Puede ser un campo más encorsetado, sí, pero también tiene un amplio abanico. Depende de lo que quieras hacer.

-¿Cómo se decidió por estudiar Bellas Artes en un momento en el que las enseñanzas artísticas parece que están consideradas peor que el resto?

-Mi padre es artista y siempre he tenido esa influencia en casa. Iba a estudiar Comunicación Audiovisual, pero a última hora me decidí por Bellas Artes. Aunque sea verdad que la gente no tenga bien considerada esa carrera, tenía apoyo y sabía que tenía que ser sincero conmigo mismo y elegir ese camino, que era el que quería. Sí, es muy difícil vivir del arte, pero las herramientas que te da en otros campos como el diseño gráfico te permiten ser creativo y a la vez trabajar en algo relacionado para ganarte la vida.

-¿El hecho de tener un padre pintor es decisivo a la hora de querer dedicarse al arte?

-Siempre he tenido carta blanca con mi padre y siempre he tenido su respaldo. Cuando hago algo que a mí, como creador, no me suscita nada, hablo con él y me da una nueva visión, y, cuando hago algo mal, también me lo dice. La pintura que hacemos es totalmente distinta, aunque, lógicamente, mi padre ha tenido diferentes etapas porque lleva pintando desde los años setenta.

-Hace pocos meses que su padre precisamente expuso en la Encarnación.

-Sí, al final casi se solapan ambas en el tiempo y habría sido curioso. Yo solicité la Alhóndiga hace casi dos años y me llamaron hace dos meses para exponer. He tenido que recopilar obras que tenía en Madrid, en Zamora y hacer cosas nuevas, ya que he estado trabajando en otras cosas. Ha sido un pequeño reto para mí, porque exponer en Zamora es un orgullo.

-¿La gente aquí sigue siendo muy reticente a este tipo de arte?

-Sí. Tendemos a considerar el arte abstracto como algo "fácil" que no expresa nada o que es menos importante que el figurativo. Mucha gente busca entender el cuadro a la primera y no se deja llevar por las sensaciones que transmite la forma o el color. Queremos entenderlo en seguida y no siempre se puede. Cuando miras un cuadro una vez te puede decir una cosa y, pasado el tiempo, puede decirte otra completamente distinta porque todo cambia. En Zamora la gente sí que está más habituad a cuadros costumbristas de la catedral o de las calles y no tanto al arte abstracto.

-¿Hay espacios suficientes para otras visiones artísticas?

-La Alhóndiga ofrece una posibilidad bastante buena para los artistas locales porque te dejan exponer sin límites ni condiciones ni un canon artístico marcado. Es una buena oportunidad, pero es cierto que hay pocos espacios donde sea fácil mostrar tu obra fuera de algunos bares puntuales que, lógicamente, exigen adaptar tu obra a su espacio. Queda mucho por hacer. Si hubiera alguna sala más donde exponer, la gente confiaría más en arriesgarse y en crear obra en la ciudad.