Reivindicaciones y logros aparte, la de ayer era una jornada festiva y a pesar de que las nubes amenazaban lluvia sobre Zamora, todos disfrutaron de la fiesta. Los más pequeños, muy protagonistas, representaron el cuento popular del gitano "El Horno de la Interculturalidad" que precedió a la tradicional ofrenda a los fallecidos en el holocausto nazi que sembró de flores el Duero. Después de este acto, la música inundó el barrio de Olivares con una coreografía de danza flamenca de un grupo de niñas que hicieron las delicias de todos los asistentes. Para recuperar fuerzas, la Fundación de Secretariado Gitano organizó el tercer concurso de tortilla de patatas cuyo premio fue una tarde de ocio para dos personas en Zamora con una cena y una sesión de cine. La degustación de tortillas estuvo acompañada por una parrillada.

Los niños pudieron disfrutar también de partidos de fútbol, taller de pintacaras y juegos cooperativos con paracaídas y además se llevaron un obsequio.

José Salazar, uno de los voluntarios de la Fundación de Secretariado Gitano afirmó que "me da alegría que estos niños no pasen lo que pase yo hace años", a lo que añadió que "yo a penas se leer y no quiero que ninguno de ellos sea como yo".