El fotógrafo navarro Daniel Ochoa de Olza impartió ayer en Zamora una charla sobre fotoperiodismo que hizo las veces de apertura del curso del tema organizado por La Photo Escuela que imparte hasta mañana en la ciudad.

-Ahora que todo el mundo tiene teléfonos móviles con cámara, ¿se ha devaluado la figura del fotógrafo?

-El móvil y los filtros lo que hacen es popularizar y democratizar la fotografía como hizo Kodak hace casi un siglo ya. Ahora que todos tenemos las mismas herramientas es el momento de decidir quién destaca por su narrativa. Todos tenemos cámaras de vídeo y se pueden grabar imágenes de una calidad increíble, pero al final hay pocos directores de cine que sean genios y pocos grandes contadores de historias.

-Al final el fotoperiodismo es otra manera de contarlas.

-Es lo único que es. Este trabajo es mostrar a alguien que no ha estado en un lugar lo que ha pasado de una manera honesta y comprensible. Si no eres capaz de hacer eso, no estás cumpliendo tu labor periodística aunque estés haciendo muy buenas fotografías.

-¿Se nota mucho la mano del fotógrafo profesional y no aficionado?

-Hay periódicos de Estados Unidos, la meca del fotoperiodismo, que ya propusieron despedir a toda la plantilla de fotógrafos y que fueran los periodistas los que trabajasen con teléfonos móviles. A las pocas semanas quisieron volver a contratarlos porque se dieron cuenta de que estaban haciendo mal su trabajo. No se puede ser un hombre orquesta y no se puede escribir una crónica, hacer fotos y grabar vídeos y editarlos todo a la vez. El fotoperiodismo siempre ha estado en crisis, pero sí hay periodistas y directivos que ganan mucho dinero y los medios no tienen problemas en mantenerlos en plantilla.

-Es un oficio en el que los profesionales se parten mucho la cara, y más ahora.

-Los responsables de los medios juegan con la premisa cruel de que los que nos dedicamos a esto es porque nos gusta la fotografía y somos capaces de arriesgarnos muchísimo para conseguir una instantánea. Eso hay que potenciarlo, pero también hay que ponerlo en su medida porque la gente se quema y acabas con una profesión que no se puede mantener.

-Hace apenas unos días que se aprobó la "Ley Mordaza". ¿En España se ponen muchas trabas a los fotógrafos?

-Sí. Ahora retrocedemos a un tiempo que solamente se podría comparar con la dictadura franquista. Que un policía sea capaz de multar directamente hasta con 30.000 euros a un profesional acreditado por hacerle una fotografía durante una manifestación sin que quepa la posibilidad de recurso es coartar la libertad de prensa. Tanto la ONU como asociaciones de Derechos Humanos han protestado, pero hay poco que hacer.

-Pese a todo, España está dando una generación excelente de fotoperiodistas.

-El nivel es increíble, pese a no tener una buena escuela de fotoperiodismo como sí tienen en otros países. Dinamarca es mucho más pequeño y en todos los eventos importantes o zonas de conflicto siempre están ahí porque los periódicos consideran importante tener allí a sus fotógrafos para dar su visión exclusiva. En España nadie viaja. Cuando fui a los Juegos Olímpicos de Londres había muchos redactores pero ni un solo fotógrafo de medios nacionales y solamente algunos de diarios deportivos en actos concretos. En esa situación, encontrar que en España tenemos fotógrafos conocidos y premiados de la talla de Emilio Morenatti, Samuel Aranda o Manu Bravo que destacan no solo en el campo periodístico sino también en el artístico, se ve que algo falla porque los fotógrafos producen pero se tienen que ir fuera. Yo soy un privilegiado por tener un contrato en España, pero soy de los únicos casos.

-Ya ha trabajado otros años con la Semana Santa zamorana en la que estamos ya inmersos. ¿Es muy difícil captar la esencia de la Pasión?

-Soy de Pamplona y nunca había vivido la Semana Santa hasta que vine a Zamora. Siempre me han tratado de forma fantástica y es un lujo trabajar en la ciudad. Me gusta mucho cómo se produce y las imágenes que se pueden conseguir, pero sobre todo me encanta el entorno y la relación con las personas. Así como en otros sitios o eventos siempre ponen problemas, aquí todo es muy agradable y las fotografías que se pueden sacar son alucinantes. Era una Semana Santa casi invisible en los medios hasta hace cinco años y ahora creo que Zamora ya va a tener una delegación constante de fotógrafos internacionales que vengan a trabajar. Este año solamente podré estar tres días e iré al sur a ver cómo se viven allí estas fechas, pero sé que no serán tan austeras, tan masivas y tan impresionantes

-Aunque el curso sea sobre fotoperiodismo, ganó el segundo premio World Press Photo en la categoría de retratos. ¿Con cuál se queda?

-Realmente la diferenciación por temas es muy subjetiva. De hecho, estaba en la categoría de deportes porque los americanos consideran el toreo como tal y lo cambiaron. De las doce fotos que componen la serie solamente algunos son retratos y también hay una foto detalle de un ojo con una lágrima, otra general de la plaza... El retrato es un género muy amplio y el fotoperiodismo aún más y a menudo lo incluye.