La violinista ibicenca Lina Tur Bonet y el clavecinista brasileño Nicolau de Figueiredo cierran el XIII Festival Pórtico de Zamora con "Encuentros y despedidas" este domingo (San Cipriano, 12.00 horas). Tur Bonet, una de las violinistas españolas con mayor proyección, habla del mundo de la música, la cultura y de su trayectoria personal.

-Háblenos de sus inicios en el mundo de la música, ¿cuándo y por qué eligió el violín?

-Creo que fue el violín el que me escogió a mí. Mi padre me enseñó música cuando yo era muy pequeña -aprendí a solfear antes que a leer- y seguramente él, que era clarinetista profesional, consideró que era un instrumento apropiado para mí, aunque bastante más tarde.

-Usted es muy crítica con el modelo de enseñanza de nuestro país, sobre todo por la ausencia de las disciplinas artísticas, ¿qué modelo defiende?

-Considero injusto que unos estudios que requieren tantos años y esfuerzo estén todavía inscritos, en su fase superior, dentro de las enseñanzas medias. Tampoco entiendo que mis alumnos no puedan ser universitarios, algo que yo sí soy por el mero hecho de haber estudiado fuera de España. En algunas universidades privadas empieza a impartirse la música como carrera universitaria, pero aún estamos a años luz de lo que ocurre en otros países europeos o en los EEUU, por ejemplo.

-En la actualidad, cuando un joven quiere aprender a tocar un instrumento, estudiar música, ¿lo tiene complicado?

-No creo que nunca lo haya tenido mejor en España por la cantidad de músicos y profesores que hay ahora y también por la cantidad de oportunidades y la calidad de nuestra enseñanza. Hemos mejorado muchísimo en ese aspecto durante unos lustros. El problema es más bien qué pasa cuando se es ya un músico formado: España mejoró mucho su sistema de ayudas, pero aún no tiene tradición de allanar el camino a jóvenes llenos de talento e ilusión como en otros países. Chicos y chicas de mucho talento están emigrando como lo tuve que hacer yo en su momento... Creo que estamos desperdiciando un alto porcentaje de lo mejor de este país. En Francia, por ejemplo, lo nacional es muy salvaguardado e impulsado.

-Háblenos de su grupo Música Alchemica.

-MUSIcaALcheMIca es un grupo que ofrece conciertos y realiza grabaciones con músicos de primer nivel mundial. Y es también un proyecto y una manera distinta de ver la música, mucho más creativa, innovadora e independiente. Junto con la actividad propia de un ensemble, hacemos especial hincapié en relacionarnos con otras artes y crear proyectos multidisciplinares para presentar la música desde un punto de vista distinto, que enriquezca la experiencia: siempre que tenemos oportunidad, la sacamos de una presentación decimonónica que no fue la que siempre tuvo, buscando nuevos marcos para interpretarla, relacionándola con disciplinas que siempre existieron, y también con otras actuales y nuevas. La idea de "alquimia" es para mí la de juntar lo mejor de diversos elementos -los fantásticos músicos que reclutamos en nuestras filas, las distintas disciplinas e incluso los distintos estilos y épocas de la música- para sublimar en el preciado "oro" que queremos que sean nuestras producciones.

-Han colaborado con distintos artistas, entre ellos Antonio Colinas, que conocemos bien en esta tierra, ¿cómo fue esta colaboración?

-Está siendo una colaboración mágica, marcada por la absoluta admiración que tengo por la obra de este gran Premio Nacional de Poesía, por la amistad entrañable que se ha ido desarrollando a raíz de este proyecto y por la multitud de afinidades que nos unen. La palabra "armonía", tan importante en la obra de Antonio Colinas, y su significado en la música, es el nexo de esta colaboración. Le pedí a Antonio que escribiera de su puño y letra una frase de este poema en mi estuche de violin: "Estar aquí o allí, pero donde se siembre la armonía". Para alguien como yo, que vive constantemente viajando y realizando proyectos tan variados y tan seguidos, se ha convertido en un mantra.

-¿Qué opina de la labor de "arqueología" para rescatar la música de hace siglos?

-Creo que es una misión más del intérprete, por la necesidad de la música -antes de que hubiese grabaciones- de alguien que la interpretara. Se trata de poner nuestro granito de arena para que esa música esté viva y para que ese legado que, Vivaldi o cualquier otro, dejó a la humanidad, pueda ser escuchado y compartido por todos.

-Por cierto, ¿qué opina de la última afirmación del Gobierno sobre la negativa a rebajar el IVA cultural?

-Creo que hay un problema básico en esto. La música, como cualquier otra disciplina artística y cultural, no es sólo entretenimiento, sino algo intrínseco en el ser humano. Su escucha y su práctica son esenciales tanto en el desarrollo de la inteligencia -algo comprobado científicamente- como para ampliar la capacidad de conectar, empatizar, sensibilizar, emocionar, ser más tolerante, abrir miras, ser más creativo.... en resumen, un sinfín de cualidades que además nos harían incluso ser más productivos y competitivos, si es que se prefiere ver por el lado más práctico. La música es el resultado de mucho trabajo y conocimiento, es la traducción en sonido que hacen o han hecho grandes personas de los grandes temas universales. La cultura, junto con los avances en la ciencia, es lo mejor que la humanidad va legando, el impagable regalo que lo que los mejores de nuestra especie van dejando para los demás. En la Grecia antigua, la enseñanza de la música era obligatoria, en la Suiza actual está hasta en la constitución. Hasta que esto no sea entendido por las personas que tienen el poder de decidir, creo no hay ninguna posibilidad de que esto cambie. Es bastante difícil que alguien que está en una sintonía tan lejana a estas verdades sea capaz de dar un paso para que todos -intérpretes, programadores, público o trabajadores del sector- dejemos de pagar un impuesto de lujo por algo que es, simplemente, un derecho.

-¿Cuáles son sus compositores preferidos?

-Los compositores que me resultan más afines son Bach (fuera de liga) e inmediatamente después Victoria, Monteverdi, Biber, Marini, Mozart, Beethoven, Brahms, Ravel, Bartok, Messiaen, Nono, Takemitsu, Sánchez Verdú, Genesis (en su época con Peter Gabriel), Bowie, Radiohead... y tantos otros. Por fortuna, hay mucha buena música.

-Háblenos de su acompañante, Nicolau de Figueiredo.

-Nicolau es un gran intérprete, y un lujo. Nuestra conexión fue inmediata al conocernos: quedamos entonces para el día después, para tocar un rato antes de salir él de viaje y al final casi perdió su avión porque leímos de arriba abajo todo el ciclo de sonatas de Bach así, casi sin pestañear. Algunas de ellas las interpretaremos el próximo domingo.

-¿Están impacientes por actuar en el Pórtico de Zamora?

-Totalmente. Zamora es un lugar que me enamoró inmediatamente por su encanto y su belleza, y estoy deseando volver. Además, se trata de un Festival muy sabiamente confeccionado y con un aura muy especial.