Las características de la vida "ultramoderna" que nos toca en suerte, caracterizada por el predominio de las tecnologías de la información y la comunicación hace que, inevitablemente, todos nos convirtamos en cibernícolas, la palabra inventada por el psiquiatra Javier de la Gándara, que dará título a su nuevo libro. No es una categoría moral, advierte, simplemente una realidad.

-¿Qué son, o qué somos los cibernícolas?

-Es como le llamo a mi hijo el informático, que se pasa la vida encerrado en una habitación donde hay muchas pantallas, cables, terminales que no acabo de entender muy bien y además está hiperconectado con el mundo entero, lo mismo habla en inglés que en japonés. Él vive una vida dentro de un mundo nuevo que es el de la información que se llama sociedad red.

-¿Esta nueva sociedad es ya una realidad?

-Si. Es Internet y todo lo que le rodea, los mundos virtuales, las redes sociales, etcétera. Es un mundo que existe de verdad aunque sea virtual y en el cual estamos obligados a vivir todo el mundo, o ya vivimos de hecho. ¿Quién no tiene ahora mismo un smartphone o lo va a tener dentro de unos días porque es obligatorio?. El título cibernícolas, del que hablo hoy en Zamora es el título de un libro que ya he acabado y se encuentra en proceso de edición.

-¿Por qué se ocupa de estos temas un psiquiatra?

-Yo soy un psiquiatra muy preocupado por la relación entre los avances sociales y la salud mental. Al fin y al cabo los seres humanos somos seres sociales por naturaleza, vivimos en una sociedad a la que tenemos que adaptarnos y no hay nada más que ver que todo lo que pasa en la sociedad acaba yendo a la consulta de un psiquiatra: la crisis, los divorcios, los hijos...Bueno, pues también la sociedad de la información, la sociedad red , los conflictos e intereses que se crean ahí acaban repercutiendo sobre cómo somos, como vivimos o cómo nos relacionamos. De tal manera que he escrito un libro sobre eso, basado en el concepto de vicios y virtudes, que es un clásico, pero eterno: cuáles son los vicios de la sociedad ultramoderna y cuáles serían las virtudes para solventar estos vicios.

-Empecemos con los vicios.

-El primero es el apresuramiento. Vivimos una vida muy rápida, hiperveloz. Todo breve y veloz. Y eso genera tensiones, conflictos emocionales, etcétera, estrés le llama la gente.

-¿El segundo vicio?

-El posesionismo: tenemos muchas cosas, muchas más de las que necesitamos. Tenemos no un teléfono, tres teléfonos. No tenemos una tele, tenemos cinco, "mi niña también quiere una". Tenemos no una corbata, 50 corbatas. Incluso la gente menos adinerada tiene posibilidad de llegar porque en las sociedades avanzadas el abaratamiento en sociedades como la nuestra podemos acceder a montones de cosas gratis o a un coste muy accesible. Por ejemplo, quien no lee un libro gratis es porque no quiere, o ve una película. Quien no tiene una prenda de vestir prácticamente gratis es porque no quiere. El segundo vicio es el posesionismo, poseemos muchas cosas, y a veces se convierte en enfermedades, por ejemplo la compra compulsiva o el síndrome de diógenes, acumulación de cosas inútiles.

-¿Que opina del exceso de información?

-El tercer vicio es la infosaturación, vivimos en un mundo rodeado de informaciones, es una sociedad tremendamente sobresaturada de información. No sabemos qué hacer con tanta información lo que genera una especie de saturación. Y esto llega a través de las pantallas, de las que estamos rodeados. La pantalla genera un mundo especial, es la pantallocracia, la pantallofrenia pantallofilia, la pantallofobia, son conceptos que yo me voy inventando en el libro. El mundo pantalla es un mundo especial, que nos satura, nos informa, nos divierte, genera tensiones y conflictos. Y genera espejismos. El mundo de la pantalla genera un mundo virtual precioso, maravilloso: la moda, la estética, la belleza, la rapidez, la velocidad, la tensión, la emoción, la aventura...No hace falta salir de casa para vivir aventuras, porque las pantallas son maravillosas y eso genera espejismos. Ese sería el cuarto vicio.

-Y como contrapunto a los vicios, están las virtudes.

-Una virtud es, por ejemplo, saber elegir, inteligentemente. Elegir e inteligencia significan lo mismo, los dos vienen de un concepto griego y luego romano que es "legere" que significa leer. Entonces, inteligencia y elección genera un concepto nuevo que es intelegancia, inteligencia para elegir. Una persona elegante no es aquella que viste bien, sino la que es lista a la hora de hacer elecciones. Intelegancia es la virtud de saber elegir en un mundo lleno de posibilidades.

-¿Otra virtud?

-La teleempatía. Cuando estamos con una persona empatizamos, o no lo hacemos. Y ustedes habrán visto y oído que ahora hemos perdido la relación entre las personas porque nos vemos a través de las pantallas y por Internet o por lo que sea. Yo digo que no, lo que pasa es que la empatía personal ahora es diferente, es con una pantalla que media. Es teleempatía, empatía a distancia.

-Habla también de ciberprosexia. ¿En qué consiste?

-Prosexia es un término griego que significa atención. La prosexia es lo que tenemos o perdemos los seres humanos cuando poseemos o no buena atención. En un mundo lleno de informaciones, ¿cómo es la atención que necesitamos? ¿Cómo es la atención cuando uno lee en Internet, como mi hijo, que es capaz de leer a mil por hora miles de informaciones mientras la mía es lenta y tarda mucho?. Ha cambiado esa atención, es más rápida, más ágil. Es una virtud que tenemos que desarrollar para poder elegir bien.

-Le queda una cuarta virtud.

-La ticopracia. Tico viene de TIC, tecnología de la información y la comunicación y pracia significa practicidad, práctica. Seguro que han dicho que los niños aprenden a manejar cualquier aparato de estos solos. Eso es la ticopracia sería la habilidad para manejar las tecnologías de una forma muy hábil. Depende de los dedos, y está visto que cuando uno maneja mucho los dedos el cerebro cambia, pero de muchas más cosas. Lo curioso del asunto es que cuando uno maneja esto muy bien no solo tiene implicaciones mecánicas, sino que tiene implicaciones sociales, empresariales, se manejan más rápido, por ejemplo, tiene implicaciones de adaptación y también morales, éticas. Uno debe aprender a manejar bien esto para poder comunicarse con las personas, ayudarles, para poder ser buen médico, por ejemplo o para poder ser buen padre. Eso es lo que he desarrollado en el último capítulo que se llama ciberética, la ética de los cibernícolas.

-Suena a cavernícolas.

-Curiosamente cuando he desarrollado el concepto, veo que hay un señor que ha utilizado esa misma palabra. Pero él la ha usado para definir qué le debes enseñar a su hijo para que sepa moverse bien en el mundo de las mujeres. Una falta de respeto.

-Todo esto son vicios, virtudes. Pero, para estar en el mundo de hoy, ¿se puede quedar alguien fuera?

-Desde el origen de los tiempos los vicios y las virtudes no son más que normas de vivencia y de convivencia, normas para saber resolver determinadas cosas. Por ejemplo, el vicio de comer es para no tener hambre. Antropológicamente los vicios y las virtudes son normas higiénicas, para no morirse. Bueno, pues cualquier sociedad desarrolla cosas que son aparentemente malas y buenas y luego los seres humanos les damos una calificación moral y les llamamos vicios y virtudes.