Aproximadamente uno de cada cien niños nace con un problema del corazón, una cardipatía congénita, que puede ocasionar problemas en el desarrollo cerebral posterior y afectar a aspectos como la conducta o el rendimiento académico. Es la idea desarrollada por Miriam Martínez Biarge, del departamento neonatal del Hammersith Hospital de Londres, en la ponencia desarrollada en la última jornada del Curso de Excelencia en Pediatría clausurado ayer en Zamora.

La cardiopatía congénita se suele diagnosticar antes incluso del nacimiento, aunque en uno de cada tres casos es grave y requiere incluso intervención quirúrgica. Las causas de las cardiopatías son genéticas y ambientales, "pero no están bien conocidos los factores de riesgo y hay poco que podamos hacer para evitarlos en este momento", dice la doctora. En cuanto a desarrollo cerebral "son niños que han estado enfermos, mucho tiempo hospitalizados. Los primeros dos o tres años pueden tener un retraso en el desarrollo, en la adquisición de hitos motores o hitos de aprender el lenguaje, vemos que están un poquito más retrasados respecto a sus compañeros". En la edad escolar "y cuando son un poquito más mayores, hacia los diez doce años vemos también que tienen más dificultades académicas, aunque tengan una inteligencia normal pueden tener más problemas en cuanto a la escritura, de lectura, con las matemáticas, problemas de comportamiento. No son problemas no muy graves pero son muy prevalentes y a veces a estos niños las familias les causan mucho trastorno". Saber que estos comportamientos pueden deberse a la cardiopatía de la infancia posibilita abordar el problema con tratamientos de rehabilitación neuropsicológica.