"Es la cornada más grande que he visto en mi vida". Con estas palabras recuerda el cirujano taurino Enrique Crespo la enorme cogida que sufrió un joven americano, de 20 años, en un encierro del pasado sábado en la localidad salmantina de Ciudad Rodrigo. La frase cobra si cabe mayor significado teniendo en cuenta quien la pronuncia. El cirujano zamorano es habitual en encierros y plazas de toros desde comienzos de los años 80, cuando aún era estudiante. "He visto muchas cornadas y algunas, sobre todo en las plazas, más graves. Pero ninguna tan enorme como esta".

El médico relata que la cornada afecto a la parte posterior del muslo con tres trayectorias -"le ha roto el muslo", como se dice en el argot-. "Una" de las trayectorias fue "de 40 centímetros, otra de 30 y una más de 25". Esta última, pese a ser la menos profunda, fue la más preocupante para los doctores porque "le destrozó el esfínter anal". Aunque el joven "salvó por poco el recto" la lesión es de tal magnitud que "es posible que le queden secuelas de por vida".

Los integrantes del equipo médico de la plaza de toros de Ciudad Rodrigo, donde se llevó a cabo la cirugía, necesitaron tres horas para finalizar la operación. El joven, natural del estado de Georgia, "nunca llegó a estar en estado crítico durante la operación, aunque sí estuvo muy inestable".

Crespo afirma que fue necesario colocar "seis drenajes" en la zona de la cornada, "algo que no había hecho nunca en mi carrera". Posteriormente fue trasladado al Complejo Hospitalario de Salamanca, donde ahora se encuentra.

Las noticias que llegan del hospital "son esperanzadoras", asegura Crespo. "Uno de los mayores riesgos es que hubiera que volver a intervenir al paciente, algo que de momento no ha sucedido". Aunque en las primeras horas "manchó mucho" la situación "se ha estabilizado, lo que hace pensar que no habrá nuevas operaciones". No obstante, el cirujano se muestra prudente. "Habrá que ver la evolución en los próximos días".