Los expertos vaticinaban para los años 2011 o 2012 una de las grandes avenidas del siglo del río Duero a su paso por la capital y, pese a que se han producido desbordamientos del cauce, algunos de importancia, en los últimos años, no se ha dado, por fortuna, un episodio de estas características. Por fortuna porque tendría consecuencias importantes para la ciudad, ya que se anegarían por completo no solo los paseos ribereños sino incluso zonas habitadas como algunas de las nuevas urbanizaciones de San Frontis, casas de Olivares próximas al cauce o instalaciones como Ifeza o el Instituto Alfonso IX. Eso es, al menos lo que se aprecia en los mapas de riesgo de inundación que se pueden consultar en la página web del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (Magrama).

Nevadas como las caídas este año en las zonas altas no solo del cauce directo del Duero, en la zona de Soria, sino también de sus afluentes, especialmente las montañas palentinas que nutren al caudaloso Pisuerga pueden ser un elemento que favorezca la formación de avenidas. Pero hacen falta muchos otros factores, como una subida de temperaturas que propicie un deshielo rápido, la abundancia de lluvias que empapen en terreno y un exceso de agua en los embalses que impidiera una oportuna regulación de los caudales aguas arriba.

Son pues, muchos, los factores a tener en cuenta difíciles de prever con demasiada antelación. Sin embargo, hay estudios que calculan cuándo puede llegar una gran avenida. Por ejemplo, el elaborado por el ingeniero Javier R. Marquina en un estudio realizado en su día para Iberdrola en el que se analizan los ciclos históricos de avenidas del Duero y del Esla. Tras documentar todos los datos pluviométricos y las crecidas desde la antigüedad hasta mediados del pasado siglo, constató un "curioso ciclo de avenidas importantes cada 151'5 años", según reseña la publicación editada hace unos años por la Diputación sobre la importancia del agua en la provincia. De acuerdo con este análisis si se toma como referencia la gran crecida de 1939, la siguiente podría producirse en el año 2090. Pero si los datos se remontan a la crecida del año 1860 entonces la siguiente gran riada podría haber tenido lugar en los primeros años de la década en la que nos encontramos.

La existencia de embalses de regulación es uno de los factores que más puede modificar estas previsiones, sobre todo en el caso de grandes avenidas. Porque desbordamientos del cauce se pueden producir más frecuentemente, sin ir más lejos los que se registraron en la capital en abril de 2013abril de 2013, por no hablar de otros más importantes, como las inundaciones de 2001, que entraron en casas de Olivares y llevaron al río a superar los 2.500 metros cúbicos y otras históricas que trajeron más desgracias, como la que arrasó Villagodio en 1962.

De momento el río baja crecido aunque habrá que esperar acontecimientos para ver si la gran cantidad de nieve acumulada se transforma en un problema también aguas abajo.