El artista Jesús Masana Monistirol expone más de medio de centenar de obras realizadas entre 1970 y 2014 en una muestra en La Encarnación.

-¿Cómo se plantea el llevar a cabo esta exposición retrospectiva?

-Yo he hecho muchas exposiciones tanto individuales como colectivas. He hecho escultura, murales, he decorado grandes espacios de arte sacro... En esta ocasión el espacio, esta sala, ha provocado en mí el deseo de una retrospectiva que recoge muchos aspectos aunque no los toca todos. He tenido que dejar fuera las acuarelas o los dibujos. Me he ceñido al óleo y a unos ejemplos de cada época.

-¿Qué le impulsó inicialmente a pintar?

-Fue un sentimiento. Siendo niño vi que me gustaba y que gustaba al entorno mis creaciones, lo que reafirma una vocación. Creo que el pintor nace, en tanto que hay una predisposición genética, de hecho mi padre era artesano y creo que me influyó. Además la predisposición hay que reforzarla, de ahí que el pintor también se haga porque ese afán primero lo fui cultivando, toqué techo y no sabía por dónde continuar. Carecía de una técnica que descubrí en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona.

-Su pintura en esa época se caracteriza por?

-Captar el ambiente. Es una pintura clásica que pretende dibujar lo que ves y huir del dibujo. Es una pintura total. Se pinta todo a la vez y capta el ambiente tanto en desnudos, en notas de retratos como en bodegones o paisajes, que se presentan al fondo de la sala. Tras concluir mi formación comencé a tener contacto con las galerías de Barcelona y en este panorama me surgió la posibilidad de dar clases de dibujo, lo que hace que todavía se te cierren más las puertas en las galerías y del mercatilismo asociado al arte.

-El comenzar a dar clases, ¿cambió su manera de entender el arte?

-No. Todo lo contrario, contribuyó a que fuera mucho más libre. Creo que en cierto modo me favoreció. De esta segunda época exhibo obras mucho más expresionistas, que huyen del academicismo y que buscan nuevos caminos de expresión. La enseñanza de mi pasión ha sido mi ocupación profesional y he tenido la suerte de transmitir aquello que me gustaba a los jóvenes durante varias décadas. Además he vuelto un poco a los orígenes captando espacios más impresionistas. Creo que el ambiente mediterráneo lo he traído a las pinturas centradas en Zamora, presentes en la exposición. Hago a veces digresiones a zonas más expresionistas. Voy del impresionismo al expresionismo indistintamente, pues me encuentro cómodo en ambos estilos.

-Usted lleva años afincado en la ciudad. En su opinión, ¿cuál es la realidad artística de Zamora?

-Debo de reconocer que en Zamora hay muchos pintores y muy buenos. Se podría crear un espacio, dígase un centro o un museo, en el que se recopilase obras, previa donación de los artistas o de las instituciones, para dar a conocer a los creadores. En mi caso yo estaría dispuesto a facilitar unas 50 obras. Si se hiciera un rastreo entre los autores se podía hacer fuerza para conversar con alguna institución. No obstante hay que ser realista porque hay que contar con una infraestructura, lo que son palabras mayores porque depende de la voluntad y las prioridades del dinero común. En estos momentos resulta impensable invertir euros en un espacio cultural, pero el arte forma en valores a la sociedad y una de sus finalidades es contribuir al bienestar de la gente.

-¿Sabemos disfrutar los zamoranos del arte?

-Yo creo que sí. A la sala acude gente que no sabe por qué, pero le gusta una obra en concreto y aprecia lo que haces. Los cuadros tienen que tener una unidad, que no haga daño a la vista lo que se consigue con unas características compositivas, de cromatismo y de equilibrio.

-A la hora de crear, ¿emplea las nuevas tecnologías en alguna ocasión?

-Para pequeño formato a veces recurro a ellas, pero estoy más acostumbrado al óleo, el pincel y la fotografía. En mi generación teníamos horas de pinturas, otras horas de dibujo y de modelado mientras que ahora invierten su tiempo en expresar lo que sienten a través de programas informáticos. No hay una preparación previa, una cocina antes, pero eso no es malo, es simplemente distinto. No obstante, creo que, a largo plazo, puede producirse una falta de conocimiento de las bases del arte.

-¿En qué está trabajando en estos días?

-Estoy haciendo una serie de dibujos humorísticos. Hago bocetos a carboncillo y luego me centró en la tinta. Se trata de un personaje que creé hace muchos años cuando trabajé para una editorial. Es un extraterrestre que llega a la tierra y nos da lecciones de cómo se puede interpretar la vida.