Aunque en el pasado hubo experiencias del Pórtico Internacional de Música que hallaron acomodo en la Catedral o en la iglesia arciprestal de San Ildefonso, el templo románico de San Cipriano concentrará las cinco actuaciones previstas para este año. Como el maestro Jordi Savall suele afirmar, entre los muros de la iglesia que mira al Duero "la música fluye". No es el único halago que ha recibido el edificio medieval.

La ambientación, el atrezo y la iluminación estarán, de nuevo, pensados en favorecer la idea de la edición de este año. "Invito a cualquier persona a que viva esta experiencia", suele aseverar Alberto Martín, director del Pórtico, en referencia al cúmulo de sensaciones que experimenta el espectador cuando cruza la puerta de la iglesia.

El resto, lo pone la música. Desde la sencilla interpretación de instrumentos antiguos -aquellos que originalmente alumbraron piezas maestras- a actuaciones que merecieron la grabación de un disco. Ocurrió en 2010, cuando La Grande Chapelle de Albert Recasens interpretó "In Dominica Palmarum", el ceremonial del Domingo de Palmas, en la partitura del maestro Juan García de Salazar.