Más allá del Museo Diocesano, "hay muchas personas que vienen a esta iglesia expresamente a observar los capiteles". ¿Qué tienen de especial? "Son impresionantes", asevera el delegado diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras. La talla es excelente en una diócesis, como la de Zamora, donde la escultura románica no abunda como en Soria. Pero hay más, el enorme tamaño de las cestas, poco habitual. Las herramientas medievales trabajaron con acierto para retratar la adoración de los pastores y de los Magos de Oriente al Niño Jesús.

En efecto, la observación cercana de las esculturas impresiona. La originalidad de uno de ellos reside en su carácter "especular", es decir, están pensados en la mirada de los fieles, de los espectadores. Se trata del capitel que refleja la entrega de los presentes por parte de los Magos. "Hay tres reyes a cada lado y dos estrellas, cuando el Evangelio solo habla de una. La explicación está en que existe un eje central: lo mismo que vemos a la derecha, lo observamos a la izquierda", explica Rivera de las Heras.

Los capiteles coronan la cabecera de la iglesia, asemejada por el historiador Manuel Gómez-Moreno al "testero" de Santa Marta de Tera, uno de los edificios más interesantes de la provincia. Y es que Santo Tomé no es un templo más. El delegado de Patrimonio, que esta semana reclamaba mayor promoción del Museo Diocesano, destaca que se trata de "una de las primeras iglesias de las que tenemos documentación". Los textos que se conservan reflejan que "estuvo vinculada a la monarquía. El rey donaba el templo al Cabildo para poder edificar la Catedral donde está, aunque finalmente el órgano no se movió de allí", añade Rivera de las Heras.

"Quizá en Zamora no hubo maestros escultores que hicieran capiteles". Es la hipótesis del delegado diocesano para explicar el porqué de la escasez de la escultura románica en esta tierra. Los pocos ejemplos -la Puerta del Obispo en la Catedral, por ejemplo- añaden más valor a lo existente. No son los únicos capiteles que se pueden observar en el Museo Diocesano. Hay otro más expuesto en la muestra perteneciente en la propia iglesia, y otros dos de Santa María la Nueva, uno de ellos, la llamativa sirena de dos colas.