Seis personas intoxicadas y una fallecida por mala combustión de estufas y braseros. Ese es el balance negro de Zamora en el último mes. Una cifra que supera ya a los cinco afectados por inhalación de monóxido de carbono registrados a lo largo de todo el invierno pasado. Esta preocupante cuenta ascendente es fruto de la pobreza energética que sufren los ciudadanos de la provincia. El elevado coste de la calefacción hace que muchos zamoranos vean en este tipo de mecanismos una solución para sus mermadas cuentas corrientes. A menudo, las estufas son antiguas y no han pasado ningún tipo de revisión antes de volver a utilizarlas, lo que incrementa el riesgo de problemas. Sin embargo, las tiendas de electrodomésticos han notado una creciente demanda de estos aparatos, lo que hace la cuestión extensiva a más población.

La mala combinación entre el incremento del precio de la energía y el descenso salarial de los ciudadanos ha provocado que cada vez sean más los zamoranos que recurran a métodos ajenos a la calefacción para calentar sus hogares. Es la denominada pobreza energética, un problema que afecta al 17% de los hogares españoles, según un estudio elaborado por la Asociación de Ciencias Ambientales. La misma organización defiende que las familias invierten actualmente el 10% de su salario en pagar las facturas de la luz. Una situación por la que muchos no están dispuestos a pasar y que incumbe, especialmente, a provincias con alto índice de población rural como es Zamora.

Los bomberos han registrado en los últimos tres años un repunte de intervenciones provocadas por malas combustiones de braseros y de estufas de carbón, gas o leña. Según la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB), el número de fallecidos en invierno debido a accidentes de este tipo creció en el país un 30% entre 2012 y 2013. Un dato que se corresponde con las estadísticas manejadas en la provincia de Zamora. La última víctima, una anciana de 91 años que falleció en Villardiegua de la Ribera el día de Nochevieja a causa de una intoxicación por monóxido de carbono por un brasero de leña en su vivienda.

Las tiendas de electrodomésticos de la capital han detectado en los últimos meses un incremento de la demanda de estufas de gas, leña y carbón. La oferta es atractiva: por 49 euros, uno puede hacerse con un aparato de gas que apenas consume. Pese a lo que pudiera parecer, el perfil de los usuarios de este tipo de artilugios no es exclusivamente el de ancianos, sino que "es mucha gente, de todas las edades, padres de familia", quienes optan por esta solución para el ahorro.

Las estufas nuevas tienen su parte de peligro, pero realmente el riesgo llega a través de las antiguas que llevan años guardadas en trasteros o garajes y son rescatadas en estos momentos. Los expertos hacen especial hincapié en realizar una revisión "a fondo" de estos aparatos para evitar explosiones, incendios o malas combustiones. Los problemas, habitualmente, surgen por el desgaste de las gomas por el paso de los años y los procesos de dilatación y contracción a los que están sometidos. Por esta razón, los servicios de emergencia se encuentran en plena campaña de información sobre los peligros de estos aparatos, con el objetivo, en la provincia de Zamora, de que la lista de afectados por inhalación de monóxido de carbono se quede en los siete actuales.