Las obras de consolidación de la fachada en el edificio de la Rúa de los Francos que registró desprendimientos el pasado mes de agosto se retomaron ayer con la intención de dotar a los trabajos de la agilidad suficiente para que en Semana Santa pueda desmontarse el andamiaje y así "librar" las procesiones, según confía el arquitecto director de los trabajos, el zamorano Francisco Somoza. La fachada se encuentra en la actualidad en deficientes condiciones y con riesgo de desprendimientos que retiene el andamio, instalado desde hace varios meses, de modo que los operarios de Rearasa han iniciado ya las labores de restauración desde el interior con la reconstrucción del muro de la fachada "con el doble propósito de reafirmar para después iniciar las obras de reconstrucción en el interior", apunta Somoza. El profesional confía en que "en Semana Santa podamos desmontarlo para el paso de las procesiones", si bien insiste en que "lo primero es la seguridad", garantiza el arquitecto responsable del proyecto de consolidación del edificio, en pleno acceso al casco histórico. Una vez pasada la semana de la Pasión, el andamiaje volvería a instalarse para continuar con los trabajos, que incluyen también su interior. Para ello, "estamos redactando los proyectos, lo cual lleva su trámite burocrático", puntualiza Somoza.

La fachada está catalogada con el nivel de protección 3, es decir, es obligada su conservación, tal y como está previsto en el proyecto. El inmueble, que data del siglo XVI, es un entramado de madera complejo desde el punto de vista constructivo y formal y, además, es un punto clave de mira por parte de turistas.

Por el contrario, el interior del inmueble fue descatalogado en 2008 a petición de sus propietarios para llevar a cabo una promoción inmobiliaria que finalmente no llegó a cuajar. Al no tener valor alguno su interior, la petición fue concedida por el Ayuntamiento y el anteproyecto fue incluso aprobado por la comisión de Patrimonio de la Administración regional.

Los últimos desprendimientos se remontan a finales de agosto, cuando el riesgo de derrumbe obligó a cortar durante tres jornadas un tramo de la Rúa, entre la intersección de la calle Moreno y la plaza de Viriato. La alarma se produjo durante la noche por desprendimiento de cascotes.