El artista zamorano Germán Díez Limia expone hasta el próximo día 5 de enero en la galería de arte Espacio 36-Ángel Almeida una veintena de piezas, tanto en óleo sobre lienzo como sobre tabla, centrados principalmente en la figura femenina.

-Retorna a su ciudad nuevamente por Navidad, dado que su anterior muestra coincidió también con el período navideño.

-Las últimas individuales que he hecho en Zamora han tenido lugar en estas fechas. Me gusta hacer exposiciones en solitario cada cierto tiempo en mi ciudad, aunque en este caso he tardado cuatro años en volver.

-En sus creaciones llaman la atención los ojos, muy expresivos.

-Siempre le otorgo mucha importancia a la mirada. Los ojos los suelo pintar un poco más grandes. En la sala se pueden ver por un lado unas obras con una mirada más clásicas, donde se percibe la influencia de la época donde estudié Bellas Artes, y por otro, unas piezas donde existe una mirada mucho más expresiva.

-La muestra es casi una monografía centrada en la mujer. ¿Por qué?

-Realmente no lo sé. Pinto un bodegón o un paisaje y me parecen fríos. Llevo unos años trabajando el mismo tema, la mujer. Creo que subyace la influencia de obras como "La Gioconda", que tiene una figura estática, un fondo y a su alrededor lo que va surgiendo. Creo que cuando me pongo delante de un lienzo en blanco lo que me sale es pintar el rostro de una mujer y luego lo que vaya saliendo. En las obras que exhibo se presentan grupos femeninos en donde prevalece una figura sobre el resto. Un cuadro protagonizado por el rostro femenino con una mirada potente es en lo que quiero incidir, quizá porque tengo criterios estéticos del siglo XX. No obstante todo el cuadro está muy trabajado porque no me gusta dejar nada a la improvisación.

-Apuesta por una técnica depurada y muy simbólica.

-Me atrae el universo onírico. Empleo formas decorativas como el sol y la luna. En mis obras hay un poco de Art Decó y de Renacimiento. Creo que son una mezcla de todas mis vivencias llevadas a la tabla para formatos más pequeños, en los que me gusta hacer a mí las propias preparaciones y controlar todo el proceso; mientras que recurro al lienzo para los cuadros de mayores dimensiones.

-Entre sus experiencias pictóricas figura el ser alumno de Torre Cavero, el referente en el mundo onírico dentro de los creadores de esta tierra. ¿Qué supuso para usted este autor?

-Si en mi carrera he tenido un maestro, ese ha sido Alberto de la Torre Cavero. Por un lado tengo la influencia de mi padre, quien fue artesano y me inculcó que había que acabar bien las cosas y luego, Torre Cavero con quien estuve en varias academias. Yo tenía unas ciertas cualidades, pero Torre Cavero fue el que me enseñó a pintar de muchacho. Un 80% de mi técnica procede de esas horas de enseñanza y el 20% restante de la facultad.

-¿También le enseñó a mirar el arte?

-Yo creo que eso se aprende con los años, poco a poco. Con los años vas aprendiendo a discernir y a saber lo que quieres y no quieres en tus obras.

-¿Y qué pretende usted ahora con sus cuadros?

-En mis obras quiero hacer algo bello, bonito y armonioso. Soy muy clásico en los criterios estéticos. No quiero romper con nada y que nada sea agresivo salvo el color, pues me gusta jugar con las tonalidades vibrantes y chillonas. Mis figuras están en poses tranquilas y la atención esté en la mirada. Todo lo demás, lo va apoyando. Dejo que los rostros me digan lo que quiero obtener.

-Usted, ¿se basa para pintar en las caras que se cruza por la calle?

-No, todo es de mi invención, salvo alguna cosa que quiero que destaque. Me gusta inventármelo todo y pasármelo bien al pintar.

-¿En qué está trabajando en estos momentos?

-En una serie de figuras renacentistas que ahora tengo un poco paradas y que quiero retomar tras concluir las vacaciones de Navidad. De alguna forma es una pintura que te pueden llevar a unos motivos con poso religioso. Son pinturas verticales que pueden recordar a representaciones de iconografía religiosa.

-Usted ¿ha abordado la temática religiosa?

-Sí, he realizado rostros de Cristos, que de vez en cuando retomo. Me gusta dedicar a pintar el máximo de horas posibles a cabo del día. Creo que tardaré en volver a hacer una exposición porque tengo que compaginar mi trabajo, pues soy profesor de instituto, con la pintura, algo que a veces no resulta tan fácil.

-Desde su experiencia ¿es laborioso acercar a los jóvenes al mundo del arte?

-Reciben muchos estímulos y mucha información, de tal manera que tienen una sobresaturación de imágenes y de conceptos. Precisan analizar lo que tienen a su disposición para que lo asuman y vuelva a salir a través de sus creaciones. He tenido alumnos que he intentado ayudar para encaminar hacia Bellas Artes. Hay unos valores muy buenos en los jóvenes. Los cambios actuales han hecho que muchas vocaciones creativas deriven hacia otros caminos artísticos cuando lo bonito es que los jóvenes conozcan a los creadores clásicos para luego ahondar en las nuevas tecnologías. Tienen que aprender a pintar con un pincel y a utilizar distintos soportes como hicieron los clásicos antes de dar el salto al ordenador. Necesitan tener un bagaje para poder afrontar la creación con los nuevos soportes creativos.