- ¿Cuándo decidió dedicarse a este arte?

- Empecé con 10 o 11 años, como un hobbie igual que uno puede comenzar a tocar la guitarra o a cantar. Comencé estudiando desde pequeño y con el tiempo se convirtió en una profesión.

- ¿Es difícil vivir de la magia?

- Todo lo contario, es lo más satisfactorio del mundo hacer lo que a uno le gusta. Los comienzos son duros pero a nivel económico, no de formación. Yo considero que todos los artistas, sean magos, pintores, cantantes, actores o cualquier trabajo artístico deben ser vocacionales, al ser lo que realmente te gusta aunque tengas que comer pan duro durante quince días, lo haces con gusto, es lo que realmente aprecias y te gusta hacer.

- ¿Cómo se vive la magia en Argentina?

- Está mal, por eso vivo en España.

- ¿Cuál es su especialidad en el mundo de la magia?

- El conejo gigante Harvey surgió de un día hace quince años atrás. El objetivo de Harvey era ser algo llamativo, que simplemente el hecho de andar por la calle ya la gente se pregunte ¿qué es?, ¿es un mago?, ¿qué está haciendo? Pero sí hay que decir una especialidad, mi fuerte es la magia de salón, lo cómico.

- ¿Qué impresión se lleva de los zamoranos?

- Excelente, es un público maravilloso, ávido de magia, expectante, respetuoso. Me sorprendió ir a una plaza y llegar quince o veinte minutos antes de la hora de comenzar, sin que haya nada montado, y que ya esté el corro formado de gente y como doscientas personas esperando sin saber quién va a actuar ni nada, simplemente están ahí porque saben que va a ver una actuación.

- ¿El público se sigue sorprendiendo con los efectos de magia?

- Sí, y va a seguir sorprendiendo siempre a pesar de internet o de la tecnología. Yo considero que la magia no se va a morir, la gente necesita creer. Ser mago no es repetir los efectos es intentar hacerles creer que lo que hacemos es cierto, aunque sea imposible hacerlo. Cuando el público está dispuesto a jugar a creer lo que estamos haciendo, es imposible que desaparezca. Nosotros básicamente somos actores que hacemos cosas imposibles.

- Niños y adultos, ¿cuál es el público que más se sorprende ante sus actuaciones?

- A mí me gusta trabajar con el público familiar. Para mi forma de actuar es el mejor público porque es muy variado. Mi personaje es un poco medio loco. Para muchos niños hay cosas que no entienden y para los adultos cosas que son infantiles, entonces es una mezcla entre niños y adultos que a mi no me gusta diferenciar, pero que realmente tienen distinta forma de pensar.

- A lo largo de su trayectoria, ha tenido algún maestro...

- Muchos, pero es muy difícil quedarme con uno, no sabría decir.

- ¿Un mago aprende de sus compañeros?

- Los que estamos aquí somos profesionales, tenemos nuestro espectáculo ya montado. Se aprende más hablando, conociendo a gente.

- ¿Qué le parecen las jornadas de magia?

- El trabajo de Paulino y su equipo me parece formidable. Gente como él dignifica nuestro arte, a lo que tanto amamos y nos gusta hacer. Nosotros habitualmente trabajamos para empresas, para eventos. Es muy difícil hacer una gira de espectáculos de magia en el teatro.

- ¿Qué le diría a esos jóvenes que quieren comenzar en el mundo de la magia?

- Que piensen. La única forma de saber si te gusta y aprender es haciéndolo y equivocándote y volver a hacerlo. En la magia hay cosas muy técnicas y otras que no, pero el hecho de la perseverancia es importante.

- Después de doce años en la magia, ¿con qué te quedas?

- Con todo lo que hago ahora. Nuestro camino es un aprendizaje constante. En mi espectáculo hago mucha improvisación, juego mucho con el público, con las respuestas, es un diálogo constante.

- ¿Cómo definiría la magia?

- El arte de sorprender y entretener. Hay un libro muy antiguo "El gran libro de la magia", en su prólogo, en la última frase dice: "Divierta y embauque, pero nunca olvides lo primero".