El presidente del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, Abraham Haim, participará en un acto cultural sobre la Jánuca o fiesta judía de las luces, que tendrá lugar en La Alhóndiga el próximo 19 de diciembre. El encuentro consolida la relación con Zamora de esta institución sefardí, la más antigua de Tierra Santa. A continuación, su máximo responsable repasa algunos asuntos de actualidad para la comunidad, como el proyecto de doble nacionalidad que se tramita en España.

-Háblenos del Consejo de la Comunidad Sefardí de Jerusalén, el órgano que preside hace más de un año.

-El consejo es la institución más antigua en Tierra Santa, donde arranca su historia en el año 1267 con la construcción de una sinagoga. Es una comunidad veterana que en los siglos anteriores llegó a ser mayoría hasta el tercer cuarto del XIX. Sin embargo, con el tiempo disminuyó el número de miembros por la llegada de judíos no sefardíes. En la actualidad, es una de las comunidades más importantes del mundo junto con las que existen en Francia o Estados Unidos.

-¿Qué actividad tiene este consejo en la actualidad en Israel?

-El enfoque ha cambiado. Este consejo tenía tareas políticas que ejercía ante las autoridades y frente a la población no judía. Hoy, ya no tiene esa dimensión política sino una vocación sociocultural que consiste en la divulgación del legado sefardí en todos sus géneros: la lengua, la historia, los refranes, las canciones e incluso la cocina. Nuestra institución también ayuda en el ámbito de la educación con la concesión de becas para las universidades y los colegios talmúdicos. Asimismo, también apoyo a las familias más pobres.

-¿Qué ritual celebran los judíos en el ocaso del año?

-Los judíos no celebramos la Navidad porque no se considera una fiesta como tal. Sí que tenemos nuestra propia celebración que, en ocasiones, coincide con la Navidad. Es la Jánuca, que este año comienza el próximo 16 de diciembre. Se trata de un encuentro familiar muy alegre que conmemora un milagro acaecido en el Templo de Jerusalén en el siglo II. Dura ocho días, los niños no van al colegio y aprovechamos para organizar festivales, conciertos, obras de teatro... Cada noche se enciende una vela para que en la octava jornada esté iluminado al completo el candelabro judío de nueve brazos.

-¿Qué opina del reciente reconocimiento del Gobierno a los diplomáticos españoles que salvaron la vida de cientos de judíos durante la II Guerra Mundial?

-Hubo un homenaje en el Ministerio de Asuntos Exteriores al que asistí como invitado. Fue un acto muy solemne en el que participaron algunos familiares de aquellos diplomáticos, hijos y nietos. Es un reconocimiento que, por fin, ha llegado. Conocíamos la actividad de estos diplomáticos, pero hasta ahora este asunto no se había puesto en orden. El más famoso de todos ellos fue Ángel Sanz Briz, el "ángel de Budapest". Sobre este personaje y otros como el cónsul de Salónica, Sebastián Romero, se ha escrito mucho. En este caso, se ha preparado una exposición específica del que ha sido comisario un experto del mundo judío, José Antonio Lisbona. Se trata de todo un homenaje por parte del Gobierno español. La II Guerra Mundial es un capítulo muy trágico y triste, pero también la demostración del coraje de aquellos diplomáticos que salvaron la vida de cientos de ciudadanos judíos.

-¿En qué punto se encuentra el proyecto de concesión de la doble nacionalidad para los ciudadanos sefardíes en España?

-Hace escasas semanas, el proyecto de ley fue debatido en el Congreso de los Diputados y, en la actualidad, sigue en tramitación. Está pendiente de su traslado al Senado, en concreto, a la comisión de Justicia que preside el popular Joaquín Luis Ramírez.

-¿Cuándo cree que puede salir a la luz?

-Calculo que alrededor de marzo tendremos esta ley confirmada y publicada en el Boletín Oficial del Estado.

-¿Qué importancia le otorga?

-Es muy importante. Siempre me han preguntado si esto hace justicia. Yo creo que no es una cuestión de justicia, pero sí un paso muy importante en el reencuentro entre España y los sefardíes, un trabajo en el que llevamos muchos años empeñados. También es un avance en la normalización y en las relaciones que tenemos con un grupo de estados, entre los que se encuentra España. En mi caso personal, me siento muy español desde hace décadas, pero con un pasaporte en la mano, me sentiré más orgulloso aún debido a mi vinculación actual con este país.

-¿Por qué es tan visible la investigación actual del pasado judío de Zamora?

-Soy historiador y los historiadores tenemos memoria. Por eso, no puedo olvidar que en el mes de junio de 1981, la fundación Ramos de Castro presidida por Alfonso Ramos de Castro organizó un congreso internacional en Zamora bajo el título "La España olvidada: los judíos". Allí participaron especialistas, historiadores, folcloristas, músicos de todas partes del mundo o expertos de Iberoamérica o Estados Unidos. Aquel congreso fue la piedra angular de un movimiento que ha renacido con la creación del Centro de Interpretación Isaac Campantón en Zamora.

-¿Ese es el motivo de la concesión de la medalla de las cuatro sinagogas a Jesús Jambrina, promotor del proyecto?

-Gracias a Jesús Jambrina se han llevado a cabo dos congresos internacionales, el último con la colaboración de los pueblos de La Raya, donde residieron judíos en la Edad Media. El consejo que presido desde hace un año y medio decidió otorgar esta medalla por unanimidad a Jesús Jambrina teniendo en cuenta su labor incansable, su perseverancia y su esfuerzo. Haremos entrega de este reconocimiento el próximo mes de marzo en Estados Unidos, en la Universidad de Viterbo, donde él trabaja como profesor.

-¿Cree que hay mucho por investigar en Zamora todavía?

-En efecto, hay mucho por investigar. Zamora ocupa una de las primeras líneas en las juderías medievales españolas, aunque no es la única. No se puede negar que había una comunidad importante con instituciones como las sinagogas o un colegio talmúdico. Como en el resto de lugares, la expulsión de los judíos y el fenómeno de las conversiones borraron la mayoría de las huellas. Me consta que el Ayuntamiento está trabajando en la recuperación de aquel legado. La historia de los judíos no es algo ajeno, sino una parte integral de la propia historia de Zamora y de su cultura. No podemos excluir este elemento, aunque fuera minoría.