La orden de Cluny estableció dos prioratos en la provincia, ambos de carácter menor y dependientes del monasterio de San Zoilo de Carrión (su claustro, en la imagen). En la capital, San Miguel del Burgo fue donado a los cluniaceneses en el año 1131. Se trataba de un edificio del arrabal que acabó integrando la muralla de la ciudad. El otro priorato estaba situado en Toro. Sobre la iglesia de San Pelayo fue construido el templo de San Agustín, restaurado de forma reciente. Una iniciativa surgida, precisamente, de San Zoilo pretende integrar todas las casas de la región en la Federación Europea.