La farmacia de Ferreras de Arriba es la única botica de la provincia que ha echado el cierre, aunque su caso nada tiene que ver con la existencia de irregularidades o de las inspecciones de Sanidad. En este caso la titular solicitó el cierre temporal voluntario durante un periodo de dos años, una posibilidad prevista legalmente y que la Consejería de Sanidad concedió. Aunque la situación económica por la que atraviesan algunas oficinas de farmacia en el medio rural pudiera estar en la base de este cierre, oficialmente no se puede afirmar que haya sido por esta circunstancia, ya que no figura así en la autorización de Sanidad. De momento la mayor parte de las farmacias de la provincia continúan funcionando con más o menos volumen de negocio, sin que los augurios que en reiteradas ocasiones han lanzado los responsables del Colegio de Farmacéuticos acerca del peligro que pende sobre determinadas oficinas con baja facturación de cierre por pérdida de viabilidad económica, se haya concretado. Es cierto que la bajada de márgenes y precios de referencia, además de sucesivas medidas de racionalización del gasto farmacéutico están afectando al negocio de la venta de medicinas.