La piscina comunitaria ubicada en el barrio de Huerta Otea no es de grandes dimensiones, por lo que los vecinos aseguran que "en apariencia" no tenía que haber supuesto ningún peligro para el zamorano, que además era un habitual en esa instalación, donde cada noche entraba a realizar sus ejercicios de rehabilitación. Por lo tanto, en teoría conocía bien la zona, así que apuntan a otras causas su fallecimiento.