Agosto es uno de los meses preferidos para tomarse un merecido descanso del trabajo de todo el año e irse de vacaciones. Muchos afortunados abandonarán sus hogares y optarán por destinos de playa o montaña, pero es importante tomar algunas precauciones para que ese deseado parón estival no se convierta en una pesadilla. Con un poco de sentido común y algunos consejos es fácil hacer lo que esté en nuestra mano para evitar sustos.

El verano es temporada alta de trabajo para los amigos de lo ajeno, que aprovechan las viviendas vacías para perpetrar sus robos. Como señalaba en este periódico días atrás el inspector jefe del Grupo de Seguridad Ciudadana de la Comisaría de Zamora, Vicente García Fraile, es importante tomar una serie de precauciones antes de irnos de casa. El número de robos se mantiene controlado porque la vigilancia se incrementa con mayor número de dispositivos de vigilancia en la calle, insistía García Fraile.

En primer lugar, una de las medidas básicas consiste en no dejar las persianas bajadas del todo para no dar pistas a los cacos de nuestra ausencia. También puede disuadirlos algo tan fácil como dejar algo de ropa tendida o bajar el volumen de nuestro teléfono, para que nadie oiga que no respondemos a las llamadas.

Otro truco doméstico más avanzado es instalar una luz con temporizador o algún aparato similar para nuestro televisor que haga pensar que no nos hemos marchado.

El sentido común también puede ser decisivo a la hora de evitar percances en la época estival. Si los expertos alertan de que cuanto menos anunciemos que nos vamos de vacaciones, más difícil se lo ponemos a los cacos, cambiar el mensaje de nuestro contestador automático para anunciar que nos hemos ido fuera no es una buena idea si queremos ser discretos con nuestra escapada.

Esa misma discreción hay que practicarla también en las redes sociales tan omnipresentes en nuestra vida diaria. Como recomendaba García Fraile, "ninguna de nuestras actitudes debe delatar que nuestra vivienda está vacía". Ir relatando nuestro periplo veraniego en Facebook o Twitter o subir fotos cada poco tiempo de dónde nos encontramos puede ser muy tentador para aquellos que quieran acceder a nuestra vivienda.

Tampoco hay que dejar, en la medida de lo posible objetos de demasiado valor a la vista. Dinero, joyas y otros objetos valiosos, así como cuentas bancarias, deben estar escondidas al máximo si no se cuenta con una caja fuerte que los contenga.

Las llaves escondidas en felpudos y macetas pueden facilitarle mucho el trabajo a los ladrones a la hora de acceder a nuestra vivienda. Poner nuestra dirección en el llavero tampoco es una buena idea ya que, si las perdemos, les damos vía libre a que vengan a visitarnos.

Un buen vecino es de gran ayuda durante todo el año, pero sobre todo en esta época puede librarnos de más de un susto si le echa un ojo a nuestro buzón y nos recoge la correspondencia para evitar que se acumule. Así, es importante que al menos él nos tenga localizados para alertarnos de la presencia de movimientos o ruidos extraños en nuestra vivienda.

Además de tener precaución con los ladrones, también hay que prevenir los accidentes domésticos que pueden hacer de nuestra vuelta a casa una experiencia desagradable, por lo que resulta muy práctico cerrar los suministros de la vivienda antes de marcharnos de vacaciones.

Algo tan sencillo como cortar el agua o el gas antes de cargar el coche de maletas puede evitarnos un disgusto a nosotros y a nuestros vecinos en caso de que se produzca una fuga por la rotura de una tubería o un escape de gas.

Pequeñas acciones como estas pueden hacer que un periodo de relax como las vacaciones no se convierta en un quebradero de cabeza ni en un error que lamentar hasta el próximo descanso.