Aunque estén perfectamente señalados en la vía y los usuarios de las vías conozcan la ubicación donde se encuentran desde hace años, dos de los nueve radares fijos con los que cuenta la provincia de Zamora se encuentran entre los diez dispositivos más conflictivos de la Comunidad, y se encuentran entre los diez que más conductores han "pillado" según los datos facilitados ayer por la agencia Ical.

En las carreteras de la provincia se puede encontrar el aparato que ocupa el segundo puesto en el ranking de cazador de infractores de Castilla y León. Se trata del ubicado en el kilómetro 99 de la A-52 a la altura del túnel de Padornelo, en dirección Benavente, que entre junio de 2013 y el pasado mes de mayo registró el exceso de velocidad de 21.841 infractores.

Otro de los radares que se encuentran en la provincia cierra los diez primeros puestos de radares fijos más problemáticos para los conductores. También situado en la A-52, en el kilómetro 14 en dirección Benavente, a la altura de Quiruelas de Vidriales, el cinemómetro pilló in fraganti a 7.302 infractores.

Zamora y Valladolid, con nueve radares fijos instalados, comparten el segundo cajón del podio regional al hablar de provincias con mayor número de aparatos de este tipo instalados. Sólo se encuentran por detrás de León y Burgos, con 14 radares cada una.

Desde la Dirección General de Tráfico se indica la tendencia general de los conductores a reducir la velocidad al percatarse de la señal que indica el punto de control. Los estudios, realizados desde el Centro de Gestión de Tráfico de la capital vallisoletana indicaron que la mayor parte de los vehículos reducen su velocidad kilómetro y medio antes de llegar al radar, así como también confirmaron que mantiene ese ritmo más moderada hasta 500 metros después de pasarlo.

Efecto disuasorio

Las mismas fuentes de la DGT reseñan el efecto disuasorio de los radares, asegurando que desde la DGT en Castilla y León, se destaca que la tendencia general es que los conductores reduzcan su velocidad a su paso por los puntos de control. De hecho, los estudios que se realizaron desde el Centro de Gestión de Tráfico ubicado en Valladolid tras la primera instalación de cinemómetros reflejaron la conclusión de que el conductor reduce su velocidad desde aproximadamente kilómetro y medio antes de llegar al punto donde se encuentra el radar y, una vez pasado este punto, continúa circulando con una velocidad más moderada en torno a 500 metros. Desde luego, fuentes de la DGT aseguran que "el efecto más claro de reducción de la velocidad se encuentra en aquellas franjas de velocidad con mayores excesos, en donde se puede afirmar que el efecto ha sido que prácticamente no se circule con grandes excesos de velocidad".

En la capital son los radares móviles los más conflictivos para los conductores ya que en las proximidades de la capital no hay ningún aparato instalado de forma permanente.

Los conductores zamoranos hace unos meses decidieron comenzar a intercambiar información sobre la situación de estos puntos de control a través de Internet por redes sociales como Facebook o Twitter.

Varias cuentas facilitan a los usuarios la información sobre los vehículos camuflados en las calles para que los sorteen o moderen su velocidad y evitar así posibles multas. Los dos perfiles principales suman en Twitter más de dos mil seguidores -cifra que asciende hasta los siete mil en caso de la página de una de estas cuentas en Facebook- que envían datos sobre los modelos de coches en los que se encuentran los radares, su color y su ubicación exacta, así como de controles de alcoholemia.

Los perfiles y páginas invitan a sus seguidores al debate sobre si estos dispositivos son útiles para la seguridad vial o si, como lamentan muchos usuarios, únicamente tienen un afán recaudatorio.