El Centro Isaac Campantón, creado tras la organización de congresos sobre el pasado judío de Zamora, hace un llamamiento a la comunidad arqueológica y a la propia sociedad zamorana para implicarse en la excavación de tres lugares donde es muy probable hallar vestigios de origen hebreo. En concreto, los responsables de este nuevo órgano están tras la pista del antiguo cementerio hebreo asociado al emplazamiento del bosque de Valorio, pretenden encontrar información que certifique que la Cueva Árabe fue una primitiva sinagoga y añaden un objeto más de interés: un posible baño ritual en las instalaciones de la Hostería Real, actualmente clausuradas.

A juicio de los responsables del centro que lleva por nombre uno de los rabinos más importantes de la última etapa judía en la península, "los zamoranos deben tener conciencia y aprender a reconocer este tipo de patrimonio si lo tienen en su propia casa", afirma el profesor Jesús Jambrina a propósito de áreas de la ciudad como los Barrios Bajos, emplazamiento de la judería vieja de Zamora. Jambrina opina que estos vestigios serían "el complemento perfecto" a la ruta sefardí que acaba de señalizarse en cinco puntos.

El primero de los casos se refiere a la plaza de Santa Lucía, donde se encuentra uno de los edificios más enigmáticos de la ciudad, cuyo último uso fue local de hostelería. Jambrina colabora con la Universidad de Valladolid para estudiar el espacio desde el punto de vista de la acústica y la arquitectura. "Los dueños están abiertos a profundizar en la investigación y hay arqueólogos muy interesados en excavar en este lugar", añade el responsable del Centro Isaac Campantón.

En el caso del cementerio judío -asociado al bosque de Valorio por la documentación conservada- Jambrina apunta que "los zamoranos deben pensar qué hacer con este lugar". En principio, los promotores de esta propuesta creen que se pueden buscar los restos del camposanto a través de georadar, aunque reconocen que "debemos ser muy respetuosos".

En el caso del baño ritual judío o mikvé, Jambrina reconoce que se halla en un lugar "privado y cerrado", lo que impide "saber cómo actuar". El responsable del centro tiene constancia de la existencia de este posible mikvé por medio del arquitecto que realizó la primera restauración del edificio de la cuesta del Pizarro, Alfredo del Cueto.