Si Zamora tuvo una gran importancia en el campo de la ingeniería fue gracias a Federico Cantero Villamil. El autor del libro "100 años en línea. Un viaje apasionante" señala que el ingeniero se adelantó al mismo Juan de la Cierva, autor del célebre autogiro. De hecho, en la parte de la publicación dedicada a la biografía de Cantero Villamil se habla de una triple vertiente: "Ingeniero, inventor y humanista".

Como inventor, Villamil se encuentra "entre los adelantados de la incipiente ciencia aeronáutica de principios del siglo XX". Compartió "las más altas cotas" en la historia de la ingeniería aueronáutica con Torres Quevedo, inventor de los dirigibles, y Juan de la Cierva, constructor del célebre autogiro. Por su parte, Cantero Villamil desarrolló el prototipo del primer helicóptero del país en los años veinte: la Libélula Española.

En calidad de ingeniero, el protagonista de la publicación fue director de Obras Hidráulicas y consejero del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Ya en Zamora, fue director de explotación de la línea ferroviaria Zamora-Medina y diseñó una de las líneas más complicadas de la península para enlazar la provincia con Ourense con el puerto del Padornelo como principal obstáculo. Pero también fue humanista, un intelectual que contribuyó a enlazar las generaciones de pensadores del siglo XIX y del XX.

Impulsada por la Asociación Ferroviaria Zamorana, La Alhóndiga acogió el pasado mes de septiembre una exposición sobre el proyecto de la línea ferroviaria Zamora-Orense para conmemorar el centenario de su presentación en el Ministerio. Ahora, un libro de gran formato recoge los planos y otros muchos detalles de aquel trabajo para honrar la figura de su autor, Federico Cantero Villamil. Un trabajo editado por el Florián de Ocampo y que ha salido a la luz "gracias al tesón de la nieta" del ingeniero, Isabel Díaz de Aguilar.