Un "acto de justicia" con la figura de Federico Cantero Villamil (Madrid, 1874-1946). Así se traduce la publicación del libro "100 años en línea. Un viaje apasionante", que conmemora, al tiempo, el centenario del proyecto de la línea ferroviaria entre Zamora y Orense a cargo del ingeniero madrileño. Por ese motivo, la presentación ayer del trabajo que ha editado el IEZ Florián de Ocampo se convirtió en una sucesión de halagos hacia este visionario que firmó el proyecto de los Saltos del Duero y que diseñó una infraestructura de vanguardia para unir la provincia con Galicia.

Por su antigua vinculación con la profesión ferroviaria, el vicepresidente de la Diputación Provincial, Aurelio Tomás, reconoció la "satisfacción" de dar a conocer la publicación que además "recoge parte de la historia del último siglo en Zamora". La edición "era necesaria", en palabras de Tomás, para reconocer a "una persona muy importante para nuestra provincia que fue director de explotación del ferrocarril Zamora-Medina y presentó el proyecto de la línea entre Zamora y Orense". Una muestra en La Alhóndiga el pasado mes de septiembre promovida por la Asociación Ferroviaria Zamorana se encargaba de conmemorar este hecho en el centenario de la entrega del proyecto en el Ministerio de Fomento.

"Una exposición sin catálogo se la lleva el viento". Así introdujo el presidente del IEZ Florián de Ocampo, Pedro García Álvarez, la publicación del libro cuyo contenido ha dirigido el historiador Álvaro González Cascón. Para García Álvarez, se trata de "un trabajo científico extraordinario" que refleja cómo "el proyecto se presenta en 1913, tarda más de una década en concretarse, las obras no se inician hasta 1927 y se terminan en 1957. Esto demuestra que por esta tierra somos un poco lentos", apuntó.

El autor del trabajo, González Cascón, subrayó cómo Zamora se convirtió en "un centro de ingeniería" con la presencia de Cantero Villamil". El ingeniero "utilizó la técnica más avanzada en los Saltos del Duero para garantizar los resultados y diseñó una línea que se podría modernizar en el futuro como muestra de su compromiso con la rentabilidad". Un tanto emocionado, Álvaro González destacó que "nunca fuimos un país industrializado, pero en el campo de la ingeniería sí hemos tenido órganos punteros".