Cuando supo que con su declaración en un juicio "un hombre podía ser condenado", decidió acudir voluntariamente a la Guardia Civil y confesar que mintió, que nunca vio la agresión por la que esa tercera persona había sido juzgada. El joven, cuyas iniciales son J.M.F., relató ayer en el Juzgado de lo Penal que la mujer que denunció al varón procesado le insistió para que testificara a su favor y contara que había presenciado la agresión. "Le dije que sí porque estaba medio borracho, ella me siguió diciendo" que fuera como testigo y "el día del juicio fue a buscarme al trabajo". Ahora tanto él como la mujer, M.C.E., y la abogada que la defendió en aquel procedimiento se enfrentan a ocho meses de prisión cada uno y una multa de 1.080, penas exigidas por la Fiscalía Provincial por el delito de falso testimonio.

El joven declaró estar arrepentido y que se decidió a acudir a la Guardia Civil porque su madre le instó a contar la verdad, después de que el hombre imputado por agresión y su esposa acudieran a su domicilio para comunicarle que su testimonio propiciaría una condena. Un amigo del joven que testificó ayer indicó que inmediatamente después de aquel juicio J.M.F. le confesó que se arrepentía de haber mentido. El letrado de la abogada y la defensa de la mujer pedían la absolución de sus clientes en base a la escasa credibilidad del joven, mientras que el abogado de este recordó que el Código Penal exime a quien presta un falso testimonio y se retracta antes de que surta efecto la condena o se dicte sentencia.