Éxito. Esa es la palabra más repetida por los representantes de los concesionarios, por muchos particulares que han recibido la subvención e incluso por el Ministerio de Industria a la hora de hablar de los efectos del Plan PIVE, que subvenciona la compra de un vehículo nuevo a cambio de la entrega de otro de más de diez años. Sin embargo, pese a las buenas palabras, detrás del programa de subvenciones se esconde en muchos casos todo un entramado que facilita la compra «ficticia» de coches de segunda mano en el que participan desde concesionarios hasta empresas, pasando por vendedores particulares.

Hasta el momento ninguna de las cinco ediciones del Plan PIVE ha incluido en sus bases ningún requisito ligado a la duración de la titularidad del coche que se entregará, se entiende que para chatarra, a cambio de uno nuevo. Así pues muchos se aprovechan de que puede entregarse cualquier vehículo inservible que esté a nombre del interesado desde unas horas antes de comprar el nuevo coche, pues con esto basta para recibir la subvención correspondiente.

Así las cosas en las páginas web, también en lo referente a la provincia de Zamora, abundan anuncios que ofrecen vehículos «ideales para el Plan PIVE», coches que en algunas ocasiones, como queda recogido en varias páginas web de compraventa de coches, no tienen ni siquiera ruedas. Tampoco es necesario que el vehículo tenga la Inspección Técnica en vigor, por lo que el coche que será adquirido para atenerse a la subvención puede llevar años sin circular. Muchas veces la compraventa se lleva a cabo en las mismas puertas del concesionario para que el comprador no tenga que conducir, ni asegurar a su nombre, un vehículo que nunca va a disfrutar.

'Las irregularidades no acaban aquí. Tal y como ha podido comprobar este diario muchos concesionarios ofrecen a los compradores acogerse a las subvenciones del Plan PIVE sin que tengan ningún vehículo que entregar a cambio. Es decir, es el mismo punto de venta es que da de alta y de bajo a nombre del cliente un coche de más de diez años en el momento en que se adquiere el vehículo nuevo. Es el propio vendedor el que, a la hora de empezar a negociar el presupuesto, lo primero que pregunta es si el cliente tiene algún coche que entregar para beneficiarse de la subvención, cuyo 50% sale de la marca y la otra mitad de las arcas públicas. Cuando el cliente dice «no» la respuesta de un buen número de vendedores es «no te preocupes, no hay problema, nosotros te lo ponemos».

Una vez llegados a este punto las cantidades pueden variar. Los hay que incrementan el precio en 200 euros para realizar toda la gestión de cambio de titularidad y los hay que llegan a exigir hasta quinientos euros al potencial comprador. En cualquier caso el cliente tiene beneficios puesto que las subvenciones alcanzan los 2.000 mil euros. En el peor de los casos, 1.500 euros de beneficio gracias a esta maniobra. El cliente ni siquiera llega a saber el vehículo que está «comprando» para acogerse al PIVE.

Hay que tener en cuenta que el fin de estas subvenciones es acabar con la flota más antigua y menos eficiente de vehículos, la que más contamina, para dar de alta nuevos coches más eficientes y más beneficiosos para el medio ambiente. Pero la ayuda pierde toda su esencia si en el mismo día se da de alta y luego de baja un coche que ya está para chatarra, lo que convierte al Plan PIVE, más que en un incentivo para comprar vehículos eficientes, en una simple ayuda para comprar un vehículo sin que haya detrás ningún tipo de justificación. Sin embargo todas las partes implicadas dan la espalda a este problema, en parte por la caída de ventas que arrastra el sector.