La salud bucodental está sufriendo las consecuencias de la crisis y de forma más acusada en mujeres y niños. La odontóloga Irene Iglesias hablará hoy sobre esta especialidad en una conferencia organizada por el Colegio de Médicos de Zamora, en la calle Pelayo, a partir de las seis de la tarde.

-¿Recortan las familias en salud bucondental con la crisis?

-La gente en general tiende a no venir al dentista excepto cuando tiene un problema, y en ese caso, lógicamente, el problema ya existe. Nosotros sólo intentamos resolverlo. Todo lo que recortas en recuperar la salud, en odontología, acaba pasando factura posteriormente, y no sólo económicamente, sino también en cuanto a autoestima, ya que no te sientes a gusto sonriendo en una foto, socialmente, que no disfrutas comiendo con los amigos, laboralmente, por las ausencias al trabajo por dolores, o por reiteradas visitas al dentista. Ante la crisis se ha vuelto a una odontología en muchos casos mutilante, recurriendo a extraer dientes o muelas que tendrían salvación con un correcto tratamiento y posponiendo su reposición con prótesis. Pero también se posponen las revisiones periódicas, que son la clave de mantener la salud.

-¿Cómo afecta a los pacientes dilatar el tiempo entre consulta y consulta o no seguir un determinado tratamiento?

-Las revisiones son fundamentales porque en ellas se detecta patología incipiente, cuya resolución será fácil, poco costosa y más duradera. Cuando hay patología y no se trata, como en cualquier órgano o sistema del organismo, ésta avanza y se complica.

-¿Los padres velan todo lo que deberían por el control de la higiene bucal de sus hijos?

-Los padres, según demuestran los estudios, en ocasiones no conocen una correcta técnica de cepillado. Un niño no sabe, no puede cepillarse solo hasta que no tiene la destreza de atarse solo los cordones de los zapatos. Esto no sucede antes de los 6-7 años. Los padres tienen que entender que son ellos quienes tienen que cepillar, y no solo revisar, hasta esa edad. Por otra parte, desconocen la cantidad de azúcar oculto que hay en muchísimos alimentos, así como si hay o no que utilizar dentífricos fluorados en niños desde que erupciona el primer diente.

-¿Se debería reforzar la enseñanza de los hábitos saludables en los colegios?

-En el colegio la teoría está muy bien aprendida. Pero el primer hábito no saludable es proporcionarles para el recreo sandwiches de pan de molde, y de beber, zumo de tetrabrick. Y esto en el mejor de los casos. La boca está para utilizarla, y necesitamos comer bocadillos de pan de verdad, y en vez de zumo, una fruta a mordiscos como manzana o pera.

-¿A partir de qué edad es recomendable darle un cepillo de dientes a un niño?

-El cepillo propiamente dicho, desde la erupción del primer molar de leche. Previamente, para los dientes, puede utilizarse una gasa para realizar la higiene de la boca, que se hará desde los 4-6 meses. En un bebé es muy fácil lavar la boca, porque les es muy agradable tener algo rozando las encías. Pero si no lo hacemos, cuando nos toque de verdad hacer una técnica de cepillado correcta el niño ya no está acostumbrado, no querrá abrir la boca y será mucho más complicado cepillarlo.

-¿En qué medida heredan los hijos los problemas dentales de sus padres?

-Las enfermedades bucodentales tienen cierto componente genético, pero la verdad es que lo que se heredan son los hábitos incorrectos. Si la madre tiene una caries activa en la boca, y sopla en la cuchara de su hijo, limpia el chupete chupándolo o prueba su comida con el mismo cubierto, le está inoculando una ingente cantidad de bacterias que propiciarán que este niño tenga caries desde bien pequeño.

-¿Se pueden prevenir determinadas enfermedades de la boca que se esperen por tener un componente genético?

-Sí, en un porcentaje muy elevado se pueden prevenir con una dieta exenta de azúcares, una dieta basada en alimentos duros, secos y fibrosos, y una correcta higiene dental con dentífrico e hilo dental. Son los tres pilares de la salud bucodental. Tan sencillo y tan complicado.

-¿Qué clase de cuidados tienen que recibir las mujeres embarazadas?

-Las mujeres embarazadas deben tener especial cuidado porque bien por vómitos en el primer trimestre, bien por la necesidad de comer dulce en el tercero, se incrementa el riesgo de caries. Con una higiene adecuada, y si es necesario, tratamientos tópicos de flúor, el esmalte se fortalece y los dientes no sufren. Las hormonas además alteran la respuesta de las encías a la placa bacteriana y hay mayor sangrado gingival. No debe posponerse el tratamiento dental sólo por el hecho de estar embarazada,

-Hay casos de mujeres que pierden los dientes ¿A qué se debe?

-A que estaban en muy mal estado antes del embarazo. Si una mujer se queda embarazada con la boca sana y acude a sus revisiones dentales periódicas, no va a perder ningún diente. Pero muchas veces cuando acuden a la consulta ya embarazadas nos damos cuenta de que había mucha patología sin tratar que en esos meses va a empeorar, igual que empeoraría si no estuviera embarazada; pero con las complicaciones en cuanto a dieta e higiene que a veces surgen durante el embarazo

-¿Los niños también necesitan cuidados especiales?

-Por supuesto, De hecho, un 17% de los niños de 0a 3 años ya tienen caries. E incluso antes, una boca por ejemplo con un problema en la lengua impedirá una correcta lactancia. La lactancia materna durante un mínimo de dos años, y una dieta dura y fibrosa (nada que ver con las papillas que parecen tan imprescindibles) son claves en el correcto desarrollo del esqueleto de la cara.

-¿Es recomendable la práctica de atar un diente a una superficie fija para arrancarlo cuando los niños los están cambiando?

-Yo prefiero recomendar un buen bocadillo de jamón. Igual de efectivo y mucho menos traumático para la memoria del niño.

-¿Qué nuevas técnicas están surgiendo en este campo de la odontología?

-La investigación va encaminada a disminuir la prevalencia de caries por medio de probióticos, la «creación» de dientes nuevos a partir de células madre, el desarrollo constante de nuevos materiales y técnicas quirúrgicas para la rehabilitación mediante implantes, con cirugías cada vez menos invasivas. La tecnología informática para la planificación y resolución de casos, la digitalización en todos los aspectos son ahora mismo la punta de lanza de la odontología.

-¿Ahora se sufre menos en la consulta?

-El «sufrimiento» no lo elimina la tecnología: lo elimina una correcta comunicación con el dentista. Conocer a tu dentista, preguntarle todas las dudas, ser sincero en cuanto a las expectativas, hablar con él, Hay que valorar el tiempo que utiliza el dentista explicando, mostrando, enseñando, educando en salud; valorar que te atienda siempre el mismo profesional, ser paciente de «tal» doctor y no de una cadena de clínicas en la que sólo eres un número. Eso rebaja los niveles de ansiedad mucho más que cualquier fármaco, y es mucho más eficaz a la hora de mantener la salud tras terminar el tratamiento.

-¿Qué supone su papel como voluntaria en la Fundación Odontología Solidaria?

-Yo como voluntaria soy la responsable del proyecto en la cárcel de Segovia, proporcionando asistencia sanitaria a los internos que cumplen los requisitos para ser atendidos por la Fundación.

-¿A cuánta gente se ayuda y en qué núcleos?

-Con datos de 2012, hemos atendido a más de 3.800 personas en España que conforman el Cuarto Mundo (poblaciones marginales del Primer Mundo). Son pacientes siempre derivados por asistentes sociales que acreditan una situación socioeconómica que justifica su atención por nuestra parte. Ahora atendemos en Zaragoza, Badalona, Granollers, Madrid, Valencia, San Sebastián y acabamos de abrir en A Coruña.

-Las ortodoncias se ven cada vez más en personas adultas, ¿por qué motivo?

-Primero, porque técnicamente es posible; más lento que en niños pero perfectamente posible. Y segundo, porque la ortodoncia no es sólo un tratamiento estético: tener los dientes correctamente alineados permite masticar mejor, tener una higiene mejor, se acumula menos sarro, hay menos halitosis, se previene la movilidad y pérdida prematura de dientes y muelas, y estos, junto con los factores sociales, son más comprendidos por los pacientes adultos.