La Cofradía de Caballeros Cubicularios celebra esta tarde una misa en San Ildefonso (19.00 horas) para recordar la figura de Benito Peláez, religioso fallecido el pasado once de febrero que ejerció como párroco del templo arciprestal durante 18 años y, por ende, fue todo ese tiempo el director espiritual de la «muy antigua» hermandad. Los cubicularios invitan a todos los zamoranos a asistir a un acto abierto a todos los fieles que quieran participar.

«Benito era muy conocido en Zamora. Ejerció el cargo de vicario general, estuvo en San José Obrero mucho tiempo y fue 18 años párroco de San Ildefonso, lo que le otorgó el nombramiento innato de padre prior de nuestra cofradía», explica el doctor García Faria, presidente de los caballeros. «Su función consistía en la dirección espiritual de los hermanos de la cofradía y participar o concelebrar con el obispo los tres actos más importantes: la festividad de San Ildefonso el 23 de febrero, San Atilano el cinco de octubre y el capítulo, en junio», añade.

Tiempo atrás, su cese como párroco dejó el cargo de prior de los cubicularios al actual titular de San Ildefonso, José Francisco Matías Sampedro. «Desde que conocí a don Benito en el año 2000, hemos recibido toda clase de ayuda y colaboración. Se volcaba con nosotros y, por ello, los caballeros y damas estamos muy agradecidos a su labor», reconoce García Faria.

De hecho, el propio presidente propuso en la última asamblea el nombramiento como padre prior honorífico de Benito Peláez. «No solo se aprobó por unanimidad sino que todos los presentes respondieron con un estruendoso aplauso a la propuesta», explica el máximo responsable de los caballeros cubicularios.

Con el acto de esta tarde, una sencilla misa en el templo arciprestal, los cubicularios quieren reconocer la labor de Peláez y su actitud al frente de su cargo como director espiritual. «Era la bondad personificada. Tenía de grande lo mismo que de buena persona. Producía sosiego y paz», añade Francisco Javier García Faria. El reconocimiento abunda en el sentir general de los zamoranos ante la pérdida de un religioso muy popular.