Las obras para cambiar el deteriorado suelo de madera del vestuario capitular de la Catedral, una sala situada en la parte de la seo más próxima al Castillo y en la que se visten los canónigos, han permitido descubrir, una vez desplazados unos armarios para poder llevar a cabo la reposición del pavimento, la existencia de un lucillo sepulcral que está cegado y sobre el que se intervendrá una vez que la comisión territorial de Patrimonio ha dado ayer luz verde a la petición de «picado de revestimientos y ejecución de solera» en la dependencia catedralicia.

El arcosolio, del que se carece de información documental, «únicamente se percibe un pequeño trozo por lo que hemos pedido los permiso oportunos para poder abrirlo», explica el deán, Juan González, mientras que el delegado diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras, estima que el nicho «es del siglo XVI», por lo que es previo a los localizados en las naves Catedral tapados en el siglo XVII por moda y dos de ellos ya abiertos.

Respecto al contenido del arco cegado «desconocemos totalmente qué puede tener y a su alrededor no hay ningún tipo de marca que nos aporte pistas sobre lo que puede contener. Hasta que no lo abramos y piquemos, no sabremos qué hay en su interior», subraya Rivera de las Heras. El lucillo actualmente «está cubierto con revoco y únicamente se aprecia una punta. Es un hallazgo dentro de la Catedral», asevera el experto en Arte.

Con la autorización de Patrimonio concedida, el Cabildo va a dar los pasos que realizó con los arcos cegados existentes en las naves de la Catedral. Procederá a realizar una prospección endoscópica para conocer si o bien hay algún resto humano en su interior o bien elementos artísticos y posteriormente procederán a destaparlo. «Si localizáramos algún elemento artístico lo restauraríamos, tal y como hemos hecho en los demás lucillos», afirmó el responsable de Patrimonio de la diócesis.

En cuanto al suelo, que hasta ahora era de madera, será reemplazado por «losas de pizarra y piedra procedentes del antiguo piso de la Catedral». «Inicialmente no vamos a realizar ninguna otra actuación», indican fuentes diocesanas.

En 2010 el Cabildo promovió una prospección endoscópica en seis lucillos repartidos entre la nave sur y en los laterales del coro para conocer qué escondían estos arcos tapiados. El análisis efectuado permitió localizar varios restos momificados, como sucedió en el situado en el primer tramo del costado norte del coro, donde descubrieron un difunto momificado que según la documentación conservada podría corresponder a Arias Gonzalo, y en otro nicho localizaron la momia del obispo Bernardo de Perigord, quien recuperó la sede episcopal en Zamora. El sepulcro del chantre Juan del Busto, en el primer tramo del costado sur del coro, y el del obispo Pedro II, en el primer tramo del costado norte del coro, no pudieron analizarse por estar lleno de piedras y por tener el interior macizo, respectivamente. El gran hallazgo correspondió al lucillo del alcaide Lope Rodríguez, donde se localizaron un relieve escultórico de la Transfiguración, cuatro pinturas en el intradós, y varias esculturas, elementos ya restaurados. El Cabildo también ha intervenido en el arcosolio correspondiente al canónigo Alonso García abad del Espíritu Santo, donde descubrieron unas pinturas. La actuación ha permitido saber que pertenece al canónigo de la Catedral Alfonso de García y destapar el bulto funerario del abad que puede contemplar el público.

Las obras para cambiar el deteriorado suelo de madera del vestuario capitular de la Catedral, una sala situada en la parte de la seo más próxima al Castillo y en la que se visten los canónigos, han permitido descubrir, una vez desplazados unos armarios para poder llevar a cabo la reposición del pavimento, la existencia de un lucillo sepulcral que está cegado y sobre el que se intervendrá una vez que la comisión territorial de Patrimonio ha dado ayer luz verde a la petición de «picado de revestimientos y ejecución de solera» en la dependencia catedralicia.

El arcosolio, del que se carece de información documental, «únicamente se percibe un pequeño trozo por lo que hemos pedido los permiso oportunos para poder abrirlo», explica el deán, Juan González, mientras que el delegado diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de las Heras, estima que el nicho «es del siglo XVI», por lo que es previo a los localizados en las naves Catedral tapados en el siglo XVII por moda y dos de ellos ya abiertos.

Respecto al contenido del arco cegado «desconocemos totalmente qué puede tener y a su alrededor no hay ningún tipo de marca que nos aporte pistas sobre lo que puede contener. Hasta que no lo abramos y piquemos, no sabremos qué hay en su interior», subraya Rivera de las Heras. El lucillo actualmente «está cubierto con revoco y únicamente se aprecia una punta. Es un hallazgo dentro de la Catedral», asevera el experto en Arte.

Con la autorización de Patrimonio concedida, el Cabildo va a dar los pasos que realizó con los arcos cegados existentes en las naves de la Catedral. Procederá a realizar una prospección endoscópica para conocer si o bien hay algún resto humano en su interior o bien elementos artísticos y posteriormente procederán a destaparlo. «Si localizáramos algún elemento artístico lo restauraríamos, tal y como hemos hecho en los demás lucillos», afirmó el responsable de Patrimonio de la diócesis.

En cuanto al suelo, que hasta ahora era de madera, será reemplazado por «losas de pizarra y piedra procedentes del antiguo piso de la Catedral». «Inicialmente no vamos a realizar ninguna otra actuación», indican fuentes diocesanas.

En 2010 el Cabildo promovió una prospección endoscópica en seis lucillos repartidos entre la nave sur y en los laterales del coro para conocer qué escondían estos arcos tapiados. El análisis efectuado permitió localizar varios restos momificados, como sucedió en el situado en el primer tramo del costado norte del coro, donde descubrieron un difunto momificado que según la documentación conservada podría corresponder a Arias Gonzalo, y en otro nicho localizaron la momia del obispo Bernardo de Perigord, quien recuperó la sede episcopal en Zamora. El sepulcro del chantre Juan del Busto, en el primer tramo del costado sur del coro, y el del obispo Pedro II, en el primer tramo del costado norte del coro, no pudieron analizarse por estar lleno de piedras y por tener el interior macizo, respectivamente. El gran hallazgo correspondió al lucillo del alcaide Lope Rodríguez, donde se localizaron un relieve escultórico de la Transfiguración, cuatro pinturas en el intradós, y varias esculturas, elementos ya restaurados. El Cabildo también ha intervenido en el arcosolio correspondiente al canónigo Alonso García abad del Espíritu Santo, donde descubrieron unas pinturas. La actuación ha permitido saber que pertenece al canónigo de la Catedral Alfonso de García y destapar el bulto funerario del abad que puede contemplar el público.