La optimización del estado de salud es otro de los retos que pretende superar la «Declaración de Zamora». Para ello los expertos proponen «potenciar estilos de vida saludables, que promuevan la autorresponsabilidad y el autocuidado personal en las conductas de promoción de la salud, la autonomía personal y el bienestar». La brecha digital entre generaciones se supera, abogan los congresistas, facilitando «la adaptabilidad de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en clave de necesidades potenciales de los mayores, con prototipos centrados en los usuarios». La atención a los mayores del medio rural ha tenido también su reflejo en el decálogo. Se trata de superar la brecha de ubicación geográfica y de «activar los sistemas de apoyo socio-familiar y comunitarios para evitar cualquier tipo de aislamiento, especialmente en el medio rural». Por último la brecha de las desigualdades sociales es otro de los retos del envejecimiento activo, saludable y positivo. En este sentido, la «Declaración de Zamora» se decanta por «priorizar la atención a los colectivos más vulnerables, como las personas con discapacidad o en riesgo psicosocial, que incida en la prevención de la fragilidad y la dependencia».

Durante el Congreso se han expuesto novedosas experiencias en el cuidado de mayores, entre los que destacan las casas asistidas inteligentes, que procuran el uso de nuevas tecnologías para posibilitar que el anciano pueda residir durante más tiempo en su propio domicilio. Aunque aún son recursos caros, tienen un gran mercado, con trece millones de usuarios potenciales.