Ildefonso Boizas
«El pequeño comercio desaparece, solo nos queda luchar, y mucho»
«En Santa Clara hay ocho locales vacíos, eso lo dice todo sobre la situación del sector»
Diego G. Tabaco
Pocos comerciantes son tan conocidos en Zamora como Ildefonso Boizas. El fundador de los famosos almacenes de ropa textil para el hogar celebra este año, junto con sus hijos y todos los empleados, el primer medio siglo de vida de la firma «Boizas». El empresario aprovecha para hacer balance los cincuenta años de vida de la firma y aprovecha para analizar a fondo el sector y las perspectivas del comercio para el futuro en un contexto marcado por la crisis económica.
-¿Cuáles fueron los orígenes de «Boizas»?
-Hay que remontarse a cuando yo dejé de estudiar, a los quince años. Entonces me puse a trabajar en unos grandes almacenes que hoy están cerrados, García Casado. Entré de aprendiz y a los diecisiete años esa firma abrió un almacén al por mayor en la plaza de Santiago donde yo empecé a trabajar y a salir de viaje por Zamora, por las provincias limítrofes y por los pueblos de la frontera con Portugal.
-Estuvo a punto de marchar a México.
-Sí, a los 23 vinieron a buscarme, a mí y a otros, para trabajar en unos almacenes de México D. F. Cuando ya tenía todos los papeles y todo listo para marcharme vinieron a buscarme de otro almacén al por mayor, este que ahora está aquí pegado al mío en San Andrés. Me interesó y empecé a trabajar ahí como gerente.
-¿Y después inició el camino con su propia empresa?
-Sí, cuando tenía 30 años, por eso ahora cumplimos el 50 aniversario. Me quedé con el traspaso del negocio y más adelante decidí comprar todo el local.
-Los comienzos nunca son fáciles, ¿cierto?
-Trabajábamos mucho para sacarlo adelante. Muchas noches nos daban las once, apenas parábamos media hora para comer. Incluso mi mujer, que dejó los estudios después de mí, tuvo que ayudarme a hacer facturas. Entre 1970 y 1980 hicimos este edificio, el de la calle San Andrés, de siete plantas, y a fuerza de trabajar conseguimos inaugurarlo en 1980.
-Y después la empresa comenzó a crecer.
-Sí. En 1986 le compré a Caja Rural el local de Víctor Gallego número dos, donde ellos iban a hacer la oficina central que después construyeron donde está ahora. Compré primero unos metros y después todo. Esa tienda la inauguramos en 1992. Después, en 2002, inauguramos la de Cardenal Cisneros. En 2007 abrimos una en Valladolid y en 2009 otra parecida, de más de ochocientos metros, en León.
-Usted fue el encargado de capitanear a los empresarios zamoranos durante la entrada al Mercado Común Europeo en 1986.
-Entonces era vicepresidente de la Cámara de Comercio y fui, junto con otros doce o catorce empresarios, a unas conferencias de Bruselas donde nos explicaron los cambios que iba a haber.
-¿Y qué conclusión se trajo de allí?
-Que teníamos que especializarnos solo en una cosa, en nuestro caso el sector de hogar textil, y que teníamos que poner todos los establecimientos que pudiéramos para tener más poder de compra. Por eso en 1986, en cuanto llegué de Bruselas, le compré a la Caja Rural el local de Víctor Gallego.
-Desde entonces ha sido testigo de cambios muy profundos en el comercio.
-Sí. Las grandes superficies primero llegaron a las grandes capitales, luego a las intermedias y luego a toda España. El comercio tradicional, poco a poco, desaparece. No solo en el textil, los comercios buenos han ido desapareciendo, las grandes superficies se lo comen todo. También las productoras han cambiando, ahora se importa casi todo de China.
-¿Cómo saldrá adelante el pequeño comercio?
-Luchando mucho. Ahora con sujetarte ya es bastante. Si no fuera porque los cinco locales son propiedad nuestra nosotros ahora mismo no andaríamos muy bien.
-¿Cómo ve al comercio zamorano?
-Fíjese en una cosa. Santa Clara en Zamora siempre ha sido como Serrano en Madrid. Un local vacío en esta calle duraba cinco minutos porque íbamos todos como locos a por él. Ahora Sevillano se ha ido, la Rosa de Oro se va... En Santa Clara hay ocho locales vacíos y nunca ha habido ninguno. Eso lo refleja todo.
-Y, además, el pequeño comercio cada vez tiene más competencia.
-Es que al comercio nos atacan por todos los frentes. Por un lado están los mercadillos, a los que los ayuntamientos les dan el sitio que quieran donde quieran. Ahí hay 300 puestos y cada cosa mala o regular que vendan me quitan a mí de vender una buena. Los chinos cada vez abren más cosas. Ya no es que vendan solo importación, ellos vienen a poner una tienda y estar ahí las 24 horas del día, sábados y domingos, cuando un autónomo no puede abrir todos esos días. Además las franquicias y últimamente Internet, donde si la gente no compra más es porque todavía hay personas mayores que desconfían, pero es algo que sin duda, conforme pase el tiempo va a ir cada vez a más.
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