Corre entre las hojas ajadas de los álamos charros. La helada no perdona y ataca invisible cuando alumbra la noche, pero la amanecida es blanca, reluciente. Bufa como un toro solitario que suda niebla. Es su desayuno todos los días, todas las semanas. El torero es un artista, un ingeniero de la técnica, pero también un atleta. Hoy no hay concesiones al albur. Lo sabe Juan del Álamo, más que una promesa del torero una realidad deslumbrante. Esta noche está en Zamora (20,30 horas, hotel AC) en un acto público que organiza el Foro Taurino. No estará solo. Le acompañará su apoderado Guillermo Marín, que llegó a ser matador de toros y sabe lo que se cuece en la fiesta nacional. Hablarán de los intersticios de la tauromaquia, de lo que hoy cuesta ser matador de toros, de las cuitas que vive la afición, de un mundo picudo que flota en medio de una duda pantagruélica, la que engorda el porvenir.

- ¿Es posible ser matador de toros de postín alejado de las grandes casas de empresarios, de los cenáculos donde se cierran los carteles de las grandes ferias?

-Es difícil, no nos podemos engañar. Pero los obstáculos te espolean, son el alimento de la ilusión y hacen que aumente tu interés. Estoy convencido de que todo llega. Si te lo mereces, llega. Aunque claro, hay que tener ilusión y no dejarte doblegar por nada. Y cuando las oportunidades llaman a tu puerta, hay que estar preparados y a tope.

- La crisis está ahí, poniendo sacos en la carretera. La fiesta nacional no se ha librado de sus efectos, todo lo contrario. El número de festejos se ha desinflado, esta campaña ha caído casi a la mitad que en 2008, ¿cómo afecta esta situación a quien es una caña que depende de tantas inclemencias?

-Todo es más complicado. Las oportunidades se reducen. El paso de novillero a matador es muy difícil. Crece, claro, la ansiedad porque sientes que no puedes fallar, que los pocos festejos que toreas tienes que estar ahí, dando siempre la cara. No se permite una mala tarde, un respiro; luchar y luchar hasta la extenuación; esto sí que es vocación y espíritu de superación...

- ...Y estar muy preparado, mentalmente y también físicamente, el torero es un artista, pero hoy también necesita ser un atleta.

-Sí, sí, claro. Las exigencias te obligan a estar siempre a tope. No valen respiros. Hay que prepararse técnicamente, torear mucho de salón, ir a los tentaderos y correr, correr mucho, para tener el fondo necesario que te exige un espectáculo que te obliga a estar en plena forma. Cuando más fuerte estás más posibilidades tienes. Ya es historia aquello imagen del matador de toros que se pasaba muchas horas jugando a las cartas y en la barra de una cafetería con un güisqui en la mano. Aunque bueno, seguramente todavía hay quien lo haga, pero quien empieza tiene que dedicarse en cuerpo y alma a esta profesión, preparar la cabeza y el cuerpo.

- Tres orejas en Madrid hace años era el mejor pasaporte para empezar la siguiente temporada «acartelado» en las principales ferias, ¿vale también para estos tiempos de dudas?

-Cortar tres orejas en Las Ventas, la plaza más importante del mundo, es un reto, desde luego, muy difícil de conseguir y por tanto tiene mucho mérito. Pero lo realmente complicado es la regularidad, que allá donde vayas triunfes, estar bien todas las tardes. Y eso, no lo olvidemos, es lo que se exige ahora, hay que ganarse los carteles día a día. El torero tiene que dar espectáculo, que los aficionados se diviertan porque nos estamos jugando mucho, el futuro de la fiesta. El espectador tiene que salir satisfecho de la plaza, tiene que disfrutar, sólo así volverá al día siguiente o el año siguiente...

- ¿Cómo espera que sea 2014?

-De lucha permanente. Para mí es una temporada de una gran responsabilidad porque tengo que consolidar lo que he hecho este año. Por eso no se puede fallar, hay que dar la cara. Pasarte una temporada en blanco es caer abajo, al pozo y desde la profundidad cuesta mucho salir, es casi imposible. La ventaja que tengo es que conozco este mundo desde muy pequeño y sé lo complicado que es y también lo exigente. Conozco a las grandes figuras y sé como se preparan, sin tregua. Esto no es un juego. Esto es mi vida. Si me quitan el toreo yo no soy nadie. Por eso hay que luchar, están en juego muchas cosas, el futuro de la fiesta, nadie puede dormirse en los laureles.

- Acaba de torear y de triunfar en Lima, ¿cómo se vive la fiesta en Hispanoamérica, allí hay también una oposición fuerte a los festejos taurinos?

-Ha sido mi presentación como matador de toros y estoy muy satisfecho. La afición es más cálida que en España, le pone mucho más sentimiento, pero, es verdad, también allí existe un movimiento en contra de los festejos taurinos. En la feria, antes de la corrida en la que hice el paseíllo, hubo una novillada y se formó un jaleo tremendo...

- ¿Sintió miedo cuando salió a la plaza?

-No, no. Después no ocurrió nada. Tenemos que acostumbrarnos a vivir con estos movimientos, pero no ocultarnos dar la cara y hacer públicos nuestros argumentos que son muchos y muy sólidos.

- ¿Cuáles?

-Esta fiesta es tradición y cultura. Y una fuente inagotable de satisfacciones. El público va a la plaza porque disfruta. Tiene un componente lúdico que siempre ha estado ahí. Y hay arte, un espectáculo único, donde el toro es protagonista, es el juego de la vida y de la muerte...

- ¿Cree que la declaración por parte del Congreso y del Senado de los festejos taurinos como patrimonio cultural va a blindar la fiesta ante los ataques exteriores?

-Es positivo, es un paso más para garantizar el futuro de los festejos, pero el porvenir dependerá de nosotros, de los taurinos, de cómo enfoquemos la situación, de la sociedad, que debe volcarse más ante una manifestación de este tipo. Existe mucho desconocimiento y sería importante hacer una labor didáctica, sobre todo entre los jóvenes. Las figuras tienen mucho que hacer porque su voz se oye mucho más. España tiene que defender lo suyo, asirse a sus raíces. Para nosotros es muy jodido sacrificar nuestra vida por el mundo del toro y que no tengas claro si la fiesta, al menos como la entendemos ahora, vaya a salir adelante.

- ¿Ser de Salamanca le ha ayudado, o todo lo contrario?

-Es una ayuda, desde luego. En Salamanca hay mucho ambiente taurino, muchas ganaderías, tienes más oportunidades para estar en contacto permanente con esta forma nuestra de entender el mundo.

- ¿Qué se puede hacer para llevar a los jóvenes a las plazas?

-Un ejercicio de difusión de la fiesta nacional muy grande. Mucha gente conoce este mundo solo a través de los clichés, es mucho más. Es naturaleza, es sentido de la realidad, tradición, cultura..., tiene muchos valores que los jóvenes deben conocer. Ahí está el ámbito rural con todo lo que representa, es el broche entre el pasado y el presente. Empresarios, toreros, todos tenemos que colaborar para llenar las plazas; también los medios de comunicación aireando todas las visiones de la fiesta, que son muchas y muy positivas. Ahora el niño raro es el que se pone a torear; y el normal el que juega al fútbol. Eso ocurre por desconocimiento, no es justo.

-¿Conoce la Zamora taurina?

-Sí, sí, muy bien. Tengo un recuerdo muy bonito de cuando gané el bolsín taurino de «La Yagona». He toreado de novillero en algunos pueblos de la provincia, en Coreses. De matador estuve en 2011 en la feria de San Agustín de Toro, fue muy emotivo. Por cierto Toro tiene una plaza preciosa, es una joya que hay que cuidar y dar a conocer. Es otra demostración más de que la fiesta nacional y lo que representa es cultura. El Foro zamorano está haciendo una importante labor, ese es el camino, que los taurinos se hagan visibles en la sociedad, que demos la cara, que defendamos lo nuestro con argumentos. Tenemos que estar unidos, ahora mucho más que nunca.