El trabajo y la ilusión han dado su fruto. El Teléfono de la Esperanza es ya una realidad en Zamora. Estos primeros pasos tienen aun mucho por delante para poder ofrecer un servicio completo, por lo que los responsables esperan contar con el apoyo de voluntarios para hacer posible que el proyecto llegue a todo aquel que lo necesite.

-¿Cómo va la puesta en marcha del Teléfono de la Esperanza en Zamora?

-Ya tenemos línea telefónica en la sede del Teléfono de la Esperanza en Zamora con el número 980 53 53 65, para que las personas que necesiten nuestra ayuda puedan ser atendidas. Esta semana entra en funcionamiento, aunque no podremos estar las 24 horas a la escucha porque todavía somos pocos los voluntarios, sí que funcionará de forma continua, ya que las llamadas que se hagan saltarán automáticamente al teléfono de Salamanca que está operativo todo el día. Siempre habrá alguien a la escucha, y uno de sus principios fundamentales es la confidencialidad y el anonimato en los servicios de intervención en crisis ya sea por teléfono, on-line o cara a cara.

-¿Hay voluntarios suficientes para su desarrollo integral en la zona de Zamora?

-En estos momentos en Zamora contamos con cuatro voluntarios que hemos terminado nuestra preparación para estar a la escucha. Hay otras tres personas que este año concluirán su preparación. Para su pleno desarrollo necesitaríamos un mínimo de treinta voluntarios. Desde aquí animo a las personas que estén dispuestas a este voluntariado a que nos acompañen en nuestra nueva andadura, los esperamos con los brazos abiertos.

-¿Qué formación tienen que realizar estas personas para poder ponerse al otro lado de la línea?

-La formación no se termina nunca, siempre estamos en actitud de aprender. Sin embargo, el Teléfono de la Esperanza requiere que los que van estar al otro lado de la línea deben realizar dos cursos: «Conocimiento de sí mismo» y «Crecimiento personal» además del seminario de «Relación de ayuda». Con estos tres cursos y unas prácticas de co-escucha, se puede empezar la labor de ayuda.

-¿Cualquiera puede ser voluntario?

-Cualquier persona que esté dispuesta a ceder parte de su tiempo de forma altruista y solidaria a los demás y enriquecerse él mismo para transmitírselo a los demás.

-Además de atender las llamadas, ¿hay más tareas que realizar para ayudar a la ONG?

-No. El Teléfono de la Esperanza solo ofrece a través de sus voluntarios un servicio integral y gratuito de apoyo a las personas que se encuentran en situación de crisis. También promueve numerosos programas para mejorar la salud emocional de las personas, las familias y la sociedad en su conjunto, con este fin, realiza diversas actividades: grupos de formación y autoayuda, (Autoestima, Inteligencia emocional, Comunicación no violenta?). Y para poder ayudar es necesaria una financiación por parte de las entidades públicas y privadas, cuotas de socios, fidelizar donantes económicos a través de la suscripción a la revista «Avivir», además de donaciones de todo tipo.

-Inteligencia emocional es precisamente el título del curso que se está llevando a cabo en torno a este servicio. ¿En qué medida la empatía, es decir, ponerse en el lugar de los demás, es fundamental para poder servir de apoyo a otra persona?

-El curso de Inteligencia Emocional comenzó el día 14 de noviembre y a él asisten 32 personas de Zamora. Vienen a coordinarlos el presidente y vicepresidenta del Teléfono de la Esperanza de Salamanca, que se lo agradecemos en el alma. La pregunta daría para una conferencia, pero trataré de resumirla. La empatía del que escucha requiere una destreza interpersonal a través de la cual debo expresar adecuadamente la disponibilidad para acoger y comprender el mundo íntimo del que llama, ponerme en el lugar del otro.

-¿Qué demanda existe en la actualidad de estos servicios de ayuda telefónica de forma gratuita?

-Asites, que es la Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, está presente en 26 provincias españolas, en Oporto (Portugal), Zúrich (Suiza) y Londres (Reino Unido) como recurso de ayuda para el numeroso colectivo de hablantes de portugués y en Latinoamérica funciona en 10 países. En la actualidad se está trabajando en la próxima apertura de un centro en Miami (EE.UU.), y también en Zamora. En la memoria publicada en el año 2012 por esta asociación se recogían que fueron atendidas 129.619 llamadas a través del servicio telefónico de intervención en crisis, y 23.083 entrevistas personales en las sedes.

-El que llama, ¿suele repetir?

-Sí, hay llamadas de personas que necesitan más de una intervención, y otras que requieren la ayuda de algún especialista, como psicólogos, trabajadores sociales, abogados, servicio de orientación familiar y otros. Estos servicios los ofrece gratuitamente el Teléfono de la Esperanza.

-¿Cuántas personas de Zamora han buscado ayuda hasta ahora en el Teléfono de otra provincia?

-Las llamadas son anónimas y por lo tanto no sabemos desde dónde llaman, pero de todos modos no puedo decir cuántas personas de Zamora utilizan este servicio ya que todavía no ha empezado a funcionar. Cuando comencemos sabremos a ciencia cierta el número de personas que demandan ayuda.

-¿Qué perfil es el que más utiliza esta vía de consejo y acompañamiento?

-Son de todo tipo y clase social, como lo es nuestra sociedad. El mayor número de llamadas es de tipo psicológico, seguido de los problemas de relaciones y/o familiares, los hay asistenciales, jurídicos, y también, lamentablemente, casos de suicidio.

-¿Se producen llamadas relacionadas con la soledad, el acoso laboral o en el llamado bullying en los colegios?

-Todas se dan en su medida, pero la soledad tiene una incidencia mayor y es consecuencia de muchos problemas en las personas.

-¿Ha cambiado la edad, condición o problemas de las personas que marcan el número de la esperanza debido a la situación de crisis?

-La crisis siempre se refleja en la demanda de ayuda, pero te puedo decir que las personas que utilizan el servicio del teléfono, está entre los 25 y 65 años, aunque también en menor proporción los estadios inferiores y superiores a esas edades. Las mujeres lo utilizan más que los hombres.