«El decía que sus amigos pintores le decían que escribiera y sus amigos poetas que se dedicase a pintar», recordó con una sonrisa el poeta Luis Javier Moreno, uno de los participantes de la mesa redonda sobre el artista salmantino con orígenes en Tierra del Vino, Aníbal Núñez, moderada por Concha San Francisco y celebrada ayer en el salón de actos del Museo de Zamora, donde se compartieron impresiones y recuerdos sobre su persona y sobre la producción artística, tanto poética como plástica de un hombre polifacético.

Luis Javier Moreno, quien fue amigo del artista desde el año 1967 hasta su muerte, lo definió como «un pintor muy versátil, pues tiene distintas etapas». «Empezaba a pintar lo dejaba y volvía, y cuando retornaba cambiaba su estilo y sus técnicas, mientras que la escritura fue una actividad creativa constante», señaló el poeta que ha recibido el pasado año el premio Antonio Machado. «En su primera etapa escribe unos versos más de denuncia y humor para luego quedar en su obra más cultural e intelectual como en "Cuarzo", su obra definitiva», valoró este traductor que ahondó: «Su obra se viene estudiando desde hace unos años, pero en su tiempo el hombre tuvo el disgusto de no tener el reconocimiento que merecía su obra y que comienza a tener tras 26 años de su muerte». Esa misma opinión la expresó el responsable técnico de ediciones y exposiciones de la Diputación de Salamanca, Aníbal Lozano Jiménez, quien ha propiciado la edición de varios libros de Núñez. «Su obra ha sido injustamente valorada porque ha sido producto del olvido por el marketing de la cultura. La poética de provincias no ha tenido la visibilidad de las creaciones de centros como Madrid o Barcelona». «Hoy es un clásico y estamos ante la obra más importante de la poesía salmantina del siglo XX y ante uno de los poetas españoles más importantes de los últimos 50 años», aseveró.

El tercer ponente el escritor zamorano, Tomás Sánchez Santiago, quien como lector y crítico se ha acercado a la escritura de Núñez, estableció relaciones entre la pictórica y la poesía de artista. «Hay una correlación evidente en el amor al rigor y a la armonía tal y como él la entendida. Él siempre tuvo un conflicto entre la armonía como un concepto que está en la naturaleza, que él adoraba, y esa especie de armonía impostada que a veces el arte sobrepone y estropea lo que era hermoso». De su poética apuntó que «es una obra disidente pero que comporta un grado de inocencia extremo», mientras que como sobre el Aníbal traductor enfatizó: «Tenía algo que era un sentido musical y ritmo espectacular y ha sido uno de los más limpios con los clásicos que abordó» como Propercio o Catulo, aunque trajo al castellano también textos de Rimbaud o Mallarmé.

La exposición «Aníbal Núñez de vuelta a Zamora», que aproxima a las distintas vertientes creativas que desarrolló el artista salmantino, puede verse hasta el próximo 10 de noviembre en la sala de exposiciones del Museo de Zamora.