Promesa cumplida. El intérprete y director Eduardo López Banzo convirtió su clavecín en una máquina del tiempo para transportar al espectador varios siglos atrás. El escenario, el extradordinario marco de la Catedral, hizo el resto y dio continuidad a la experiencia del Pórtico de Zamora, esta vez en un calendario nuevo, recuperado, bajo las siglas «Domo Musical».

Fue así como López Banzo abrió este ciclo de música antigua en el Templo Mayor con un programa titulado «Cromatismos: falsas, inganni, durezze» confeccionado para explorar las «disonancias» que el autor percibe en las calles de Zamora. Y aunque el intérprete no se prodiga sobre las teclas de su clave, el zaragozano deleitó con piezas de los siglos XVI, XVII y XVIII de autores diversos como John Bull, Joan Cabanilles o el mismo Johann Sebastian Bach, cuya «Fantasía cromática y fuga» echó el cierre al primero de los recitales.

Por el camino y entre los muros del símbolo universal de Zamora, las «caricias» del clavecín llevaron una música conocida por estos mismos sillares, reminiscencia de un pasado en que la música solo se interpretaba en el culto, en el interior de las iglesias, en ceremoniales extraordinarios que congregaban a toda la ciudad. Así, con un instrumento de los llamados «históricos, es como López Banzo convenció al auditorio zamorano de su filosofía personal: «Solo con este tipo de instrumentos conocemos la esencia de la música antigua».

El clavecinista zaragozano cede ahora el testigo al tenor Nicholas Mulroy y al intérprete de clave-órgano Herman Stinders, que actuarán el próximo 20 de julio en el mismo escenario y bajo las mismas siglas: «Domo Musical». El Museo Catedralicio ofrece las entradas (10 euros) para ser partícipe de una experiencia recuperada por iniciativa del Pórtico de Zamora y del Obispado de Zamora.