En el año 2011 España vivió la revolución de YouTube. Varias personas que ya tenían actividad en esta web o que comenzaban a tenerla, vieron cómo los vídeos que publicaban, dando su opinión, jugando a videojuegos o haciendo bromas, subían como la espuma y comenzaban a reportarles considerables beneficios económicos. Eran los «youtubers». Entre estas personas, que actualmente ya son considerados los nuevos líderes de opinión e ídolos de los chavales entre 13 a 18 años, aparece un joven zamorano, Óscar Trabanca, más conocido como «Eddisplay».

-YouTube está viviendo su esplendor desde hace unos años de años, pero ¿cómo fueron sus comienzos en esta plataforma?

-Mis inicios se remontan hasta 2006, donde comencé a utilizar YouTube como una afición cuando llegó a mis manos una cámara réflex que grababa vídeo. Empecé a hacer vídeos de todo aquello que se me ocurría, sin centrarme en algo concreto. En 2011 retomé el uso de YouTube y me decanté por grabarme mientras comentaba videojuegos.

-¿ Por qué centrarse en hacer «gameplays», en comentar el desarrollo de un videojuego mientras está jugando a él?

-Principalmente porque me gustan mucho los videojuegos y, modestia aparte, siempre me he considerado un buen jugador. He sido siempre muy «friki» y aunque hoy el «frikismo» está moda, hace unos años yo era visto como el chico que no salía mucho de casa por pasarse las tardes jugando. La idea de grabarme mientras hacía esto que tanto me gusta me la dio un amigo que me dijo «inténtalo que tienes buena voz».

-¿Le gustan más los «gameplays» que los videoblogs con los que comenzó?

-Cada uno tiene su atractivo. El videoblog puede ser muy divertido de hacer si tienes algo interesante que contar y los «gameplays» pueden llegar, incluso, a ser monótono estar siempre grabando cómo juegas. Por suerte, yo siempre he sido un usuario que subía tres vídeos a la semana, porque hay gente que se dedica totalmente a YouTube y sube cinco vídeos diarios.

-La fama de «Eddisplay» llegó con los «gameplays» de videojuegos de terror, ¿qué tenía este género para centrarse en él?

-Fue casualidad absoluta. Me compré un ordenador nuevo con el que podía jugar a nuevos juegos en buena calidad y grabar lo que hacía a muy buena resolución. Entre estos estaba «Amnesia» (juego de terror) y cuando subí el primer vídeo sobre él me di cuenta que su repercusión fue muy grande y por eso seguí con ello.

-Cualquiera puede tener un canal en esta web, pero ¿qué se necesita para ser «youtuber»?

-Lo principal es tener ganas. «Youtuber» puede ser cualquiera porque hasta con un móvil puedes grabar un vídeo y colgarlo. De hecho, hace varios años no se necesitaba ni grabarse. Varios «youtubers» consiguieron fama utilizando programas que ponían audio a lo que escribían.

-¿Y para tener éxito?

-La fama suele llegar siguiéndola mucho. Aunque, en mi opinión, siempre hay que tener carisma. Es fundamental, porque el público se está familiarizando contigo todos los días. Si tienes una personalidad plana y no tienes nada que te caracterice y te distinga de los demás, es muy difícil de triunfes tal y como está YouTube hoy en día. La gente se suscribe a la idea e imagen que tienen de la persona que sube los vídeos.

-Una de las eternas dudas de este fenómeno es, ¿ser «youtuber» es trabajo o afición?

-Para mí es una afición que se ha convertido en trabajo. Cuando empezó el tema de los «gameplays», en España, nadie cobraba. Si tú eras «youtuber», el «partner» (sistema de reparto de ingresos que YouTube otorga a los usuarios con gran actividad en la plataforma) te lo daban si tenías un canal de videoblogs, pero no con los videojuegos porque no se tenían los permisos necesarios. Más tarde llegó una empresa americana, Machinima, que puso los «partner» necesarios para empezar a obtener beneficios con ellos. En ese momento fue cuando comenzó a ser un trabajo, porque la gente solo se fijaba en las cifras de visionados o suscriptores. De hecho, ahora la gente quiere ser youtuber por el dinero.

-Hablemos de dinero entonces, ¿cuánto está ganando con tu canal?

-No voy a decir cifras, pero puedo afirmar que, a día de hoy, gano bastante poco. Incluso en YouTube se está notando la crisis española, porque aquí cobramos una miseria, comparado a lo que se gana en Estados Unidos. En los tiempos más boyantes de YouTube, cobrábamos dos dólares por cada mil visitas. Ahora, en ocasiones, no se llega ni a un dólar. Aunque ni nosotros sabemos lo que vamos a cobrar cada mes porque cada persona tiene su contrato y estos cambian en función del nivel de actividad que generes.

-¿Se puede vivir de YouTube?

-Sí, pero con uno número de visitas y suscriptores muy alto. Estamos hablando de que mensualmente habría que tener unos cuantos millones de reproducciones. Eso supone un esfuerzo diferente para cada «youtuber», pero si quieres vivir de ello, hay que currárselo mucho. Por ejemplo, hay usuarios que subiendo un vídeo cada tres días tienen una barbaridad de reproducciones y otros que se obcecan en subir cinco vídeos diarios para tener ese mismo número de reproducciones.

-Mucha gente conoce la parte positiva de ser «youtuber», ¿qué hay detrás?

-Es un trabajo muy duro. Primero porque hay que realizar todo el trabajo referente al vídeo como pensar la idea, echar horas en grabarlo, gastar bastante tiempo en producirlo y controlar las cifras para ver si ha sido bien acogido o no y saber qué mejorar para el siguiente. Es como tener tu propio canal de televisión. También hay que ser fuerte porque hay mucha gente que se ha derrumbado y lo ha dejado porque no ha podido aguantar las críticas más duras. A veces es demasiado estresante. Yo por eso lo he dejado un poco apartado últimamente. YouTube hizo que abandonara un montón de aficiones que me gustan mucho realizar, porque requería un trabajo y control continuo que ocupaba todo mi tiempo.

-¿Cuándo notó que el «fenómeno YouTube» explotaba en España?

- Con «Rubius» («youtuber» que actualmente tiene más de dos millones de suscriptores). Hasta entonces éramos unos «frikis» que se grababan jugando a videojuegos, pero él público una serie de vídeos mostrando su cara, que dio la imagen de «chico guapo». Esto atrajo al púbico femenino, y con él, a un montón de chicos que están en el instituto. Hasta el punto de que este público ya no ve la televisión, solo ve a sus youtubers favoritos por Internet.

-Su canal acumula casi 200.00 suscriptores, ¿se nota la presión?

-Es mucha responsabilidad. Nunca sabes si lo que has hecho va a gustar. Además, cómo no les guste lo que has publicado, hay cierto público que llega a descalificarte personalmente por ello.

-¿Pensó alguna vez que esto llegaría tan lejos?

-Ni yo ni nadie. Esto, sobre todo en España, nos ha explotado en la cara.

-YouTube levanta fuertes pasiones, ¿son muy duras algunas críticas?

-Depende. Está la crítica constructiva, que es respetable. Pero desde hace unos ocho meses, por la llegada de cierto youtuber, ha surgido una nueva moda de insultar a otros gratuitamente, creyendo que eso es divertido.

-Es uno de los «youtuber» que más explicaciones da a su público, ¿lo ve necesario?

-Las doy porque siempre me ha gustado mostrar mis ideas. Creo que ofrecer mi punto de vista compensa porque he visto que, dando explicaciones, han cesado algunos comentarios sobre las acciones que estaba llevando a cabo en mi canal.

Zamora, 1992

Este futuro estudiante de Grado Superior en Gráfica Publicitaria cuenta en su actual canal de YouTube con casi 200.000 suscriptores. Aficionado a la fotografía gracias a su difunto abuelo, el decano de la fotografía profesional en Zamora, Antonio Trabanca, fotógrafo de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA. Compagina su pasión por la música, produciendo temas de estilo electrónico y pinchando en algunos locales de Zamora y Madrid, con la publicación de vídeos comentando videojuegos, fundamentalmente de terror, en la conocida plataforma. Pese a las altas cifras de su canal se considera un chico normal y corriente, al que no le gusta decir que es famoso, solo conocido.