«Limpiar mi imagen». Es el móvil que lleva al exconcejal Santiago Rosino a estudiar la posibilidad de presentar medidas legales contra el PP de Génova. El exedil sopesa esta posible salida después de que la contabilidad general del partido del ejercicio 2008 registrara un abono de casi 600.000 euros del exedil al partido como cuota anual de colaboración cuando la aportación real fue de 650 euros, casi mil veces inferior. La desorbitada diferencia se debe a que el mismo asiento contable asignado al exedil «corresponde también al de unas obras ejecutadas en una sede del Partido Popular en el País Vasco», explica el portavoz del PP en Zamora, José Luis Prieto. La fusión de ambas cuentas en un mismo código es lo que suma esos 593.306,13 euros, resultantes de englobar los 650 euros de aportación de Rosino al PP -tal y como figura en la contabilidad de Zamora- y los 592.656 que Génova adelantó al Partido Popular de la cuidad vasca.

El hecho de que sea el nombre de Santiago Rosino el que aparezca en la cuenta se debe a que «él fue el primer titular que introdujeron y por eso encabeza esa partida», puntualiza José Luis Prieto Calderón.

La llamativa disparidad entre las dos cifras que este periódico adelantó ayer tras contrastar ambos documentos fue puesta ayer en conocimiento del PP de Madrid por parte de los dirigentes zamoranos, que llamaron a primera hora de la mañana a Génova para pedir explicaciones sobre este desfase. No obstante, este «error», tal y como califica el portavoz del Partido Popular de Zamora, José Luis Prieto, «solo figura en el libro de balance de sumas y saldos, no así en el libro mayor, donde aparecen desglosadas todas las cuentas de ese código», insiste.

A pesar de las explicaciones y «con independencia de que se trate de un error», el que fuera concejal de Comercio durante el primer mandato de Rosa Valdeón entiende que «se ha dañado mi imagen», de ahí que Rosino vaya a pedir asesoramiento legal para decidir si presenta o no una denuncia contra el PP de Madrid.

El caso de Rosino no es el único, aunque sí es, sin duda, el más llamativo. La contabilidad nacional en su «balance de sumas y saldos» refleja el abono de 10.370 euros por el diputado José Luis Bermúdez al partido, cuando su cuota para el sostenimiento de la formación es de 2.560 euros, como así refleja la contabilidad provincial. La disparidad es aún más flagrante en el caso del que fuera diputado por Sanabria Felipe García, que aparece en las cuentas de Génova de 2008 pese a que murió dos años antes y dejó de ser cargo público en 1998. No obstante, «el primer asiento contable tenía su nombre y perduró en el tiempo». Esta explicación es la que hace que otros exconcejales como Miguel de Unamuno aparezcan en la misma cuenta que una asociación.

El caos contable del ejercicio 2008 reflejado en los tomos del «balance de sumas y saldos» de la contabilidad del PP en Madrid y que circulan desde el pasado martes a través de Internet aglutina todas las cuentas consolidadas de las cerca de 200 sedes del Partido Popular. Este farragoso modo de organizar las cuentas -a lo largo de los sucesivos tomos figura una amalgama de cargos públicos y empresas intercalados entre sí- cambió a partir de 2011. Fue entonces cuando la contabilidad del Partido Popular en el ámbito nacional dio un giro y empezó a incluir el Código de Identificación Fiscal (CIF) para evitar esas duplicidades.