«Yo soy de Primo de Rivera». Herminio Ramos se refiere así con ironía a su fecha de nacimiento (4 de noviembre de 1925) en el pueblo sayagués que marcaría su vida, La Tuda. En efecto, el general Primo de Rivera dirigía el país tras el pronunciamiento militar de septiembre de 1923, con el doble objetivo marcado de mejorar la situación económica española y resolver la «cuestión de Marruecos». Por entonces, ya habían nacido los dos hermanos mayores de Herminio, engendrado cuando su padre, Bonifacio Ramos, regresó en 1924 de México, país al que había emigrado en 1909 para ejercer como comerciante.

De aquella primera etapa de vida, Herminio recuerda la grave enfermedad de su madre, que le costaría la vida con tan solo 44 años. Cuando el pequeño de la casa contaba solo cuatro años, su madre habló con don Eustaquio, el maestro, para que entrara en la escuela. «Nunca más saldría de la escuela», rememora el maestro, historiador y cronista oficial de la ciudad. Como a todos, «aquel primer día se me quedó grabado. No había mesas, solo bancos de piedra y una cartilla con la pasta verde, vieja, para mí».

t La República. La aventura dictatorial de Primo de Rivera se vino abajo, incapaz de articular un modelo institucional para el país. En abril de 1931, llegaba la democracia a España con la instauración de la II República. El nuevo régimen desembarcó en La Tuda de manos del maestro, que pintó una franja de color morado en la «descolorida» bandera nacional que ondeaba en la escuela. No fue lo único que cambió los nuevos vientos republicanos. «Desapareció el crucifijo, una estampa de la Purísima y el retrato del rey». El joven Herminio, de solo seis años, vivió cómo «el marco con la imagen del rey (Alfonso XIII) lo metimos en el cuarto "el churro" con el resto de trastos viejos. Más tarde, lo usamos para encender el brasero de la mesa del maestro».

Pese a la temprana edad, Herminio tiene memoria de aquel desconcertante periodo. «Mi padre había vivido la revolución mexicana (1910) y sabía qué ocurría, pero la sensación en la calle era de desconocimiento, de miedo. La gente no sabía, se movía por inercia? pero no entendía lo que pasaba», describe.

t Llega la contienda. Ramos halla en la mente aquellas tempranas vivencias mientras sostiene en sus manos el «cuaderno de rotación» de los primeros cursos, una especie de diario de la escuela en el que los alumnos se alternaban para dejar constancia de ejercicios, dictados o dibujos. Un trabajo que llevó a La Tuda a obtener el primer premio nacional en el concurso celebrado en Palencia. «Nos dieron un paquete de libros como regalo», detalla.

Aquel gobierno democrático no terminó de asentarse. La llegada de la contienda civil parecía inevitable. Pero, ¿cómo llegó la Guerra Civil a un pequeño pueblo de Sayago? «La primera noticia fue la visita, el 15 de agosto de 1936, de un camión con 13 falangistas para buscar a cuatro vecinos del pueblo mientras trillábamos en el campo». «Yo tenía por entonces once años», puntualiza.