La primera víctima del parricida de Vegalatrave, Luis José Oliver, de 74 años de edad, la mañana del viernes pasado fue su hijo, José Luis. Un disparo con una escopeta por la espalda ponía fin a sus 37 años de existencia hacia las 8.30 horas. La terrible escena tuvo lugar fuera de la vivienda, aunque dentro de la finca y al lado de la puerta grande de forja que cerraba el perímetro de la parcela con un vallado de hierro. Un disparo consecutivo acabó con la vida de la esposa, María Ascensión Peña, a los 63 años, que recibió el impacto del cartucho de la escopeta de caza en un costado. La mujer se encontraba también en la zona interior de la parcela, junto a la puerta del garaje contigua a la anterior. Es posible que la mujer llegara a la altura de los dos hombres cuando ya su marido había matado a su vástago, sin posibilidad de detener la mortal agresión.

El homicida tardaría instantes en decidir su suicidio. Antes de dispararse, se sentaría para quitarse la vida al pie de la puerta pequeña de forja que conduce a la principal del chalé, situado en el número 24 de la calle de Vereda. Esta entrada de hierro permanecía cerrada, lo que indicaría que el parricida salió de la propiedad privada por la contigua, la de mayor dimensión, también de hierro, tras haber efectuado los dos disparos. El hecho de que el hijo estuviera aún con el pijama puesto y los padres vestidos con ropa de calle apunta a que la familia se dispondría a desayunar cuando se produjo el fatal desenlace para los tres. El magistrado que estaba de guardia cuando tuvo lugar el suceso, el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Zamora, decidió ayer dar traslado del caso al de Violencia de Género, el número 5 de la capital, al inscribirse el homicidio de la mujer en este supuesto por el vínculo marital de parricida y víctima; y el del hijo dentro de los de violencia doméstica, por el vínculo consanguíneo del hombre con el joven. En la familia no había antecedentes de maltrato ni de disputas que hubieran terminado en el juzgado. La mujer tenía problemas psiquiátricos y el joven llevaba años sin trabajar.

Este procedimiento está abocado al archivo, al no existir responsabilidad criminal, fallecido quien efectuó los únicos dos disparos que se percutieron con la escopeta antes de que el parricida dirigiera el arma hacia su boca para quitarse la vida. Tres forenses se encargaron de efectuar las autopsias a los cuerpos de Luis José, María Ascensión y José Luis durante más de diez horas, entre la tarde del viernes y la mañana del sábado, al objeto de establecer cómo pudieron sucederse las agresiones y qué órganos vitales se vieron afectados por los impactos de los cartuchos.