Qatar, Arabia Saudí, Mozambique, Namibia, Nigeria o Camerún son algunos de los países que Alfonso Manuel Bailón Olivares ha recorrido en estos meses, coincidiendo con su última misión, dentro de la Operación Atlanta de lucha contra la piratería en aguas del océano Índico.

«Las funciones que hemos llevado a cabo han sido la escolta a buques pertenecientes al programa mundial de alimentos y el mantenimiento de la seguridad del tráfico marítimo», explica. Con esta misión ha podido conocer los puertos de Souda en Grecia, Djibuti, Muscat en Omán y Seychelles, «siendo una experiencia muy especial el paso por el canal de Suez». Aunque lo que verdaderamente le marcó en este último viaje fue el rescate de 68 personas «que se encontraban en una embarcación a la deriva. Pudimos avistarlos primero y posteriormente llevándolos a tierra», relata. «Creo que después de cinco meses y medio fuera, pienso que esta misión sin duda es la más importante que he llevado a cabo en mi carrera», admite.

Este zamorano, sargento del cuerpo general de la Armada en la especialidad de Maniobra y Navegación comenzó su andadura en el cuerpo con 25 años, desarrollando la fase de instrucción en la Escuela de Especialidades Fundamentales de la Estación Naval de la Graña, en Ferrol. «Allí tuve mi primer contacto con la Marina», recuerda. Posteriormente, fue realizando sus cursos de ascenso hasta llegar a suboficial. «Mi primer destino fue la fragata "Victoria", con base en la localidad gaditana de Rota. Desde allí hice mi primer viaje, que fue a Latinoamérica», añade.

Desde entonces, sus destinos han estado ligados a las numerosas misiones en las que ha participado. «Creo que la sociedad española es consciente de la importancia que tienen los militares, y más viendo la labor que se realiza en las misiones internacionales que últimamente se están llevando a cabo en diferentes puntos del mundo en defensa de los intereses de España y de ayuda humanitaria», razona el militar.

Actualmente destinado en el buque de acción marítima «P-43 Relámpago», tiene su base en El Arsenal de Las Palmas de Gran Canaria. «Es un buque de nueva construcción que entró en servicio en la Armada en febrero del pasado año», explica.

Vivir en la isla y recorrer el mundo le hacen estar lejos de los suyos, pero reconoce tener a Zamora siempre en mente. «Se echa mucho de menos, sobre todo los amigos, la familia y mi pueblo, El Cubo del Vino», subraya. Tras esta última misión, le ha llegado la hora de un merecido descanso. Los últimos meses de intenso trabajo le impidieron tener vacaciones en verano y pasar unos días en familia durante las navidades, así que ahora disfruta de la Semana Santa zamorana, recuperando esas «buenas costumbres, como ir de tapas y vinos y disfrutar de las procesiones», finaliza.