Crítico con la televisión actual y defendiendo el humor «más que nunca» en tiempos de crisis, el salmantino Héctor de Miguel, conocido artísticamente como Quequé, ofrece uno de sus últimos espectáculos, «Unplugged», esta noche en el pub Charlotte de la capital.

-El público de Zamora ya le conoce, ¿cómo le suele recibir?

-Me encanta ir porque, aparte de ser medio zamorano por la familia, el público entiende muy bien mi propuesta de humor, que tampoco es que sea muy complicada. Mi estilo se acepta bien en toda Castilla y León. Tenemos fama de ser muy serios pero lo que tenemos es sombra o retranca como dicen los gallegos. Los castellanos no somos muy extrovertidos pero cuando abrimos la boca podemos llegar a hacer bastante risa? o daño.

-Este fin de semana actúa en también Salamanca y ya se han vendido todas las entradas. ¿Puede presumir de ser profeta en su tierra?

-En Salamanca me tratan muy bien y eso que me conocen. No tengo ninguna queja.

-Allí comenzó con la radio antes de dedicarse al humor. Este medio nunca lo ha dejado de lado, ¿es su verdadera vocación?

-No sé si es vocación o amor eterno. A mí la radio como medio es el que más me gusta y en el que más disfruto, en el que más aprendí en su momento y en el que más aprendo ahora. La radio tiene algo de mágico, tanto para quien la hace como para quien la recibe.

-¿Se plantea volver a la televisión, donde también ha desarrollado parte de su carrera?

-Participaré en la nueva edición de «El Club de la Comedia», pero hace dos o tres años que no salgo asiduamente en la televisión y estoy bien, no la echo nada de menos ni ella a mí. Somos como estas parejas que se dan un descanso para ver a otras personas.

-¿Ha cambiado mucho desde que no participa en ella?

-Ha dado un giro que no me gusta, ni como espectador, porque apenas la veo, ni como trabajador. No existe casi ningún programa en el que me gustaría participar. Salvo por «El Intermedio» o «Salvados», el humor ha ido desapareciendo poco a poco. Si regreso, será en algo de lo que yo no me avergüence.

-¿Es más complicado hacer humor con la situación actual que atraviesa el país?

-Debería ser más fácil, porque nada más escuchar las noticias al levantarnos nos cambia el humor. No sé si será más o menos complicado pero sé que la gente tiene muchas ganas de reírse y si además les das un poco de cera a lo que está pasando, metiendo, por ejemplo, algo de Bárcenas o de Urdangarín, mucho mejor. La gente está muy quemada, pero no solo con sus problemas personales sino con el ambiente, que parece que se están riendo de nosotros. Puede que la risa no sirva para nada, pero por lo menos desahoga el alma, que también es algo necesario.

-¿La crisis puede llegar entonces a ser una fuente constante de inspiración?

-Paradójicamente, así es.

-Desde que comenzó en este mundo de los monólogos, ¿cree que el espectador ha evolucionado y ahora exige otras cosas?

-Hay una evolución que además era necesaria. Al principio eran bastante simples en cuanto a temática, con la pareja o las diferencias entre hombres y mujeres al frente. Las nuevas generaciones de cómicos como Ignatius y Goyo Jiménez hacen un espectáculo con una evolución de la temática muy interesante. Además, el mismo público ya no acepta que se le cuenten las historias de siempre. Está bien que los cómicos mejoren a los de las generaciones anteriores.

-Como usuario de Twitter, ¿siente la presión de estar siempre activo para sus seguidores?

-Es la presión más absurda, porque te la creas tú mismo y además es gratis. Te expones ante el pueblo, pero me gusta. Para hacer humor la misma norma de no pasar de los 140 caracteres viene muy bien y te obliga a comprimir y ser completo, sin irte por las ramas. Y como herramienta promocional es fantástica.

-¿Está ya inmerso en nuevos proyectos?

-Me dedicaré en verano a escribir para tener una obra nueva de monólogos en septiembre, que se estrenará en Madrid y Barcelona primero para luego girar por todo el país. Es la parte dura de esta profesión, porque lo divertido es salir al escenario y contarlo.

Salamanca, 1977

Recorriendo el país con sus espectáculos «Sesión golfa» y «Unplugged», con el que llega esta noche a Zamora, Héctor de Miguel Martín, conocido artísticamente como Quequé, compagina su faceta de monologuista sobre las tablas con lo que define como su verdadera «pasión»: la radio, compartiendo las ondas con otros compañeros en el programa de la noche de los sábados de RNE «Abierto hasta las 2». Habitual del programa de televisión «El Club de la Comedia», el salmantino ganó el segundo certamen de este concurso en 2001. Su cara empezó a ser cada vez más conocida, apareciendo en programas como «La corriente alterna» y «La noche con Fuentes y Cía» en Tele Cinco, «Noche Hache» de Cuatro o «Splunge», de TVE.