El conflicto de Zamora Limpia que parecía solucionado en diciembre, se reavivó a principios de marzo, cuando los trabajadores conocieron las nuevas medidas propuestas por la empresa y que daban al traste con los acuerdos alcanzados en los que la plantilla asumía 485.000 de los 600.000 euros que el Ayuntamiento había recortado a la concesionaria. La empresa planteó un recorte de salarios de un 7%, la congelación de la antigüedad, la eliminación de un día de asuntos propios, añadir tres días más de trabajo al calendario laboral en 2014, suprimir el cien por cien de las bajas por enfermedad y trabajar media hora más al día. De inmediato el comité de empresa rechazó las pretensiones de la compañía concesionaria se comenzó movilizaciones pidiendo la intervención de la alcaldesa, como hizo en la convocatoria de diciembre. Unas presiones que no dieron resultado alguno hasta que recurrieron a la amenaza de huelga en Semana Santa, fechas clave para una ciudad como Zamora.