La situación de Ceiss pone al propio Gobierno español contra las cuerdas, porque un fracaso de la fusión con Unicaja aumentaría la nómina de las entidades nacionalizadas y el Estado tendría que asumir la gestión por un período de tiempo indeterminado. Aunque en un principio se habló de una subasta exprés que podría llevarse a cabo en este mismo mes de marzo, en la última reunión del Consejo de Administración de Caja España-Caja Duero, el presidente, Evaristo del Canto, amplió ese plazo de tiempo hasta un año. Entre quienes se habían postulado en caso de producirse la subasta al mejor postor se encuentra el Banco Sabadell, pero todo dependería de las condiciones que se establecieran en la puja.

Los gestores de las antiguas cajas regionales ya no poseen ninguna capacidad de maniobra en la negociación. La operación pasó a manos de Medel, el Banco de España y el Ministerio de Economía, que acabaron aceptando en el mes de febrero las duras condiciones impuestas por el presidente de Unicaja para evitar un nuevo escándalo financiero. Pero Almunia no parece dispuesto a comulgar con esas mismas reglas. Por si fuera poco, la vía muerta en la que se mantiene el futuro de Ceiss imposibilita que las ayudas del Mecanismo de Estabilidad destinadas tanto a esta como al resto de entidades sigan sin llegar a España.